Mons. Luciano Capelli, Obispo de Gizo, en las islas Salomón localizadas en Oceanía, es conocido como el “Obispo volador”.

Este Obispo salesiano visita a las poblaciones locales necesitadas de su diócesis gracias a una avioneta en la que lleva comida y medicina.

Mons. Capelli fue misionero en Filipinas durante 35 años. Llegó a la diócesis de Gizo en octubre de 2007 después de un terremoto que destruyó muchas iglesias y habitaciones.

“Mi primera tarea fue animar a la gente a reconstruir la Catedral, las 7 parroquias y las 12 escuelas”, explicó en una entrevista al portal Missioni Don Bosco.

La diócesis de Gizo está formada por unas 40 islas con una población total de 120 mil habitantes de los cuales el 15% son católicos, es decir uno 15 mil.

Gracias al apoyo económico de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI) pudo hacer un curso de piloto y la diócesis recibió una avioneta ultraligera.

Con la avioneta, que él mismo pilota desde 2011, visita hospitales, escuelas y comunidades a las que entrega medicinas y productos de primera necesidad.

En entrevista a la agencia Askanews, Mons. Capelli explicó que es obispo desde 2007 “por lo tanto desde hace más de 10 años, pero vuelo desde hace 6”.  El Obispo cuenta que pilota su avioneta “con gran satisfacción porque me ayuda a llenar el vacío que hay entre la gente”.

El Prelado aseguró que el problema principal en la diócesis es el aislamiento y explicó que esto se resuelve “con una presencia”.

 “La presencia es posible solo si hay un medio que te lleva”. Gracias a la avioneta, puede visitar cada lugar de misión entre tres a cinco veces al año, mientras que sin este debería usar una barca peligrosa y mucho más costosa, indicó.

Desde octubre de 2018, un desafío adicional se sumó al servicio episcopal de Mons. Capelli. Decidió enviar a uno de sus dos sacerdotes diocesanos a Italia para formarse.

En declaraciones a Missio Italia, el Prelado dijo que “es un sacrificio y no de poca cuenta, ¡privarnos del 50% del clero! Pero confío en que el Señor hará florecer nuevas vocaciones y habrá nuevos por llegar para una evangelización eficaz y valiente”.

 “En estos años estamos trabajando mucho con los jóvenes y las nuevas generaciones para formar catequistas y líderes en las comunidades. ¡No temo!”.

Sin embargo, dijo, la ausencia de uno de sus sacerdotes “se hará sentir, pero esto también nos ayudará a hacer crecer nuestras comunidades; y esta apertura generosa nos alentará a ser aún más osados”.