España: diálogo intercultural e interreligioso

Pubblicato in I missionari dicono
{mosimage}Entrevista a Luis Jiménez, Misionero de la Consolata e coordinador del centro "Malaika


Háblanos un poco del origen de vuestro Instituto. ¿Cuál es vuestro carisma? ¿Cómo se inició? ¿En qué lugares os encontráis?


Luis Jiménez: Los Misioneros de la Consolata fuimos fundados en 1901 por el Beato José Allamano en Turín (Italia). Somos una comunidad de sacerdotes hermanos-as y laicos dedicados de forma exclusiva al trabajo misionero. En África desarrollamos nuestra labor misionera en Kenya, Uganda, Tanzania, Etiopía, Mozambique, Sudáfrica, Congo y Costa de Marfil.
En América Latina estamos en Brasil, Colombia, Ecuador, Argentina y Venezuela. En Asia trabajamos en Corea, Mongolia. En Europa, estamos España, Inglaterra, Italia, Portugal y Suiza, y en Norteamérica en Canadá y Estados Unidos, donde estamos al servicio de la Iglesia local para que crezca en su sensibilidad misionera. Hoy día los dos institutos (Misioneros y Misioneras de la Consolata) están formados por hombres y mujeres unidos por la misma vocación misionera, el mismo fundador, la misma madre -la Consolata- el mismo fin: la evangelización.

¿cómo se desarrolla vuestro trabajo?


Luis Jiménez: Estamos consagrados para la evangelización para la formación de comunidades adultas, visitas a las familias, diálogo, promoción humana, justicia y paz, comunión… en los pueblos no evangelizados. Nuestra espiritualidad se centra en el Espíritu de familia, Espíritu de fe, Espíritu de caridad, Espíritu de sacrificio y se resume en las palabras del Beato José Allamano: “Primero Santos, después misioneros”


¿cómo podéis vivir como comunidad la unidad cristiana y la llamada de cada persona?

Luis Jiménez: Principalmente trabajando en comunión con familias, laicos y grupos juveniles. Con las familias, por ejemplo, en cada centro de animación misionera han nacido grupos de familias que han conocido la misión de la Iglesia universal por medio de la amistad con los Misioneros de la Consolata y que han querido aportar desde su propia vocación una colaboración y una ayuda eficaz a la actividad misionera. Estas familias se reúnen cada mes para informarse sobre la situación de los misioneros y la labor que realizan, para rezar con espíritu misionero, para formarse por medio de encuentros, charlas y retiros, y para solidarizarse con los más pobres favoreciendo proyectos concretos de ayuda al desarrollo, exposiciones misioneras, etc.…


¿cómo vive la comunidad la presencia de las familias?

Luis Jiménez: La presencia de la familia entre los Misioneros de la Consolata, no es un añadido a la vida misionera, sino que es un elemento carismático, en el sentido que el fundador quiso que en el Instituto se viviese un “espíritu de familia”. Las FA.CO.MI. (Familias Colaboradoras de las Misiones), como se denominan las familias que trabajan con nosotros, no son grupos cerrados, sino que están abiertas a la Iglesia local y a otras familias que quieran comprometerse con la misión. La familia es semilla del Espíritu misionero.


¿y con respecto a los jóvenes?

Luis Jiménez: A través de campos de trabajo han ido surgiendo en diferentes ciudades grupos de jóvenes que pretendían no mirarse el ombligo sino mirar juntos el amplio horizonte de la misión universal de la Iglesia. En ellos se han ido formando jóvenes comprometidos y solidarios, sensibles al dolor del hombre. Son grupos formativos en el que les ofrecemos progresivamente los medios que les permitan ir asumiendo los valores y las actitudes de Jesús, contemplativos, donde la oración va ocupando un lugar fundamental, y de discernimiento, que quieren ayudar a que cada joven descubra lo que Dios quiere de él.


¿Qué papel tienen los laicos en vuestra comunidad?

Luis Jiménez: Los Laicos Misioneros Consolatos surgen en España hace más de 15 años. Surgen jóvenes que van descubriendo la necesidad de optar por Jesús desde el carisma consolato y de vivir su vocación misionera como parte integral de su ser. Tienen un proceso formativo serio e integral, que engloba la dimensión humana, cristiana y misionera. Viven en comunidades, aunque se organizan de distinta manera. Así, en algunas se comparte la fe y la vida con encuentros regulares y con un fondo común al que se aporta un porcentaje de sus sueldos, otras, sin embargo, comparte la vivienda y los sueldos porque han visto que para ellos es la forma de ser fraternidad. Es decir, no hay una estructura fija sino que cada grupo constituye su comunidad según el carisma de la Consolata. Durante el tiempo de formación en España viven encarnados en los distintos ámbitos de la Iglesia local (marginados, inmigrantes, cárceles…) además de la animación misionera con los Misioneros de la Consolata. Se trata de “ser” misionero allí donde te encuentres. Luego se integran en proyectos de misión en países empobrecidos. Actualmente se encuentran laicos trabajando en Colombia, Venezuela, Zaire y Tanzania.


¿Qué finalidad tiene la revista “Antena Misionera”?

Luis Jiménez: La revista Antena Misionera surge con la finalidad de despertar la inquietud misionera en España. También intenta ser fuente de información sobre temas que, por desgracia, no siempre se tratan de manera adecuada en los medios de comunicación habituales, aportando no solo noticias del mundo, especialmente del mundo empobrecido, y también noticias del Instituto. Pero sobre todo quiere ser un lugar de encuentro y diálogo, de formación en temas de misión, un lugar de justicia y de paz. En este año 2005 se cumplen 40 años de nuestra revista “Antena Misionera” con la que llegamos a miles de personas, familias y comunidades para dar a conocer la realidad del Tercer Mundo y el trabajo de los misioneros.


¿Qué repercusión tiene la publicación de la revista Antena Misionera”?

Luis Jiménez: Queremos que nuestra revista sirva para despertar la vocación, tanto en laicos como en religiosos y sacerdotes, para mantener viva la llamada y orientada hacia la misión. Intentamos reflejar distintas situaciones como misión de frontera, inmigración, periferias, etc. y que eso sirva para acercar la realidad de la misión a la sociedad española.


¿Qué podemos encontrar en “Antena Misionera”?

Luis Jiménez: Antena Misionera intenta compaginar temas sociales, culturales y también religiosos. Incluye apartados de música y libros, artículos de distintos misioneros, temas formativos y enlaces con sitios de comercio justo, información alternativa, distintas campañas, etc.…


¿Qué es el “Centro Malaika”?

Luis Jiménez: El Centro Malaika es un lugar de diálogo intercultural e interreligioso. Un lugar de encuentro entre personas de distintas culturas y tradiciones religiosas. Nace en el seno de la Asoc. Uyamaa (Coop. con el 3ºMundo) y en colaboración con los Misioneros de la Consolata, como respuesta a la nueva realidad de la migración en nuestro entorno. Un grupo de laicos misioneros de la Consolata son los responsables del funcionamiento del centro


Háblanos de por qué y para qué este centro en Málaga.

Luis Jiménez: La llegada de inmigrantes de otras culturas a nuestra ciudad es una realidad cotidiana que podemos vivir en las escuelas, barrios, centros de trabajo, etc. Nuestra ciudad en pocos años se ha transformado en lugar donde convergen gentes de muy distintas culturas y tradiciones religiosas. La riqueza que suponen cada una de estas culturas y la relación entre ellas es aún un mundo por explorar. El centro Malaika surge para fomentar la participación y el intercambio cultural, para animar a conocer, respetar y valorar positivamente las diferentes culturas, formas de pensar y actuar y tradiciones religiosas que forman nuestra sociedad multicultural y para favorecer la integración psicosocial, cultural y religiosa de los emigrantes en la sociedad española.


¿Cómo desarrolla su trabajo el centro?

Luis Jiménez: De manera individual ofrece orientación y seguimiento para una mejor integración de los nuevos ciudadanos y formación intercultural a toda persona interesada, a nivel social pretende ser un lugar de encuentro para favorecer las relaciones interculturales y el intercambio entre la población inmigrante y la autóctona, educativamente intenta dar a conocer la riqueza de las diferentes culturas y sensibilizar sobre la realidad de los inmigrantes y promueve actividades de educación a la interculturalidad y a nivel religioso promueve el diálogo interreligioso y el conocimiento de las diferentes tradiciones religiosas.


¿Qué actividades organiza el Centro Malaika?

Luis Jiménez: Organizamos encuentros interculturales el primer fin de semana de cada mes, encuentros interreligiosos mensuales (en los que hemos contado con la participación del rabino de la sinagoga de Málaga, el imán de la mezquita de Marbella y el Vicario Episcopal de la diócesis). También organizamos cursos de distinta índole. Actualmente se encuentran abiertos los cursos de curso de agente de diálogo intercultural e interreligioso, Gandhi : un artista del diálogo y el compromiso, curso de introducción a las religiones del mundo, curso de introducción a la lengua swahili y a la cultura africana, curso de cocina española y curso de cultura y costumbres españolas.


¿Cómo crees que está viviendo la Iglesia el fenómeno de la Inmigración?

Luis Jiménez: La Iglesia no está respondiendo a la diversidad intercultural porque no es consciente de este gran reto. Los misioneros tenemos la obligación moral y evangélica de acoger y dar respuesta a esta gente y a estas situaciones que hemos parido nosotros.


¿Cómo puede hacerlo?

Luis Jiménez: Como digo, la Iglesia tiene la obligación no solo de acoger sino de dar respuesta, un medio utilísimo podría ser cáritas. La manera de empezar es tener contacto con ellos y luego buscar juntos maneras concretas de resolver los problemas. También sería interesante un estudio de acción pastoral serio y profundo de cara a la inmigración, que contemplara aspectos como atención especial, preparación de los profesionales y voluntarios, aprendizaje de la lengua, integración y sobre todo conciencia a la población que los inmigrantes no son extranjeros sino ciudadanos del mundo que necesitan nuestra amistad. La inmigración es un reto para la Iglesia española. Tenemos que acoger a los inmigrantes y encauzarlos evitando que se formen guetos. He pasado 20 años como misionero en Tanzania y siempre me he sentido acogido. Tenemos que trabajar para que esta gente sea respetada en su dignidad y que puedan integrarse, favoreciendo la apertura de las comunidades locales para superar perjuicios.


¿Qué cree que aporta la inmigración a nuestra iglesia?

Luis Jiménez: Ellos tienen una cultura diferente que nos va a aportar una serie de valores que nosotros no tenemos tan arraigados, como hospitalidad, acogida, familia… Pero ello precisa un proceso de ajuste por las dos partes. También nos aportan viveza en la fe. Tenemos que reconocer que nuestras celebraciones son frías y nos pueden ayudar, tanto los africanos como los latinos, a que la Iglesia rompa el hermetismo celebrativo que ha tenido hasta ahora. Ellos celebran con el cuerpo, con el alma, con los cantos, con la danza…


Por último, ¿qué aporta la misión ad gentes a la unidad que se nos pide para que el mundo crea?

Luis Jiménez: El trabajo fundamental de la misión ad gentes es el de la unidad, es trabajar por la paz. Es descubrir el plan de Dios para la toda la humanidad, que Él nos quiere sin distinción. Si es verdadera misión ad gentes, al estilo de Jesús, nos permite amar aquí y ahora especialmente al huérfano, a la viuda, a la extranjera, a la prostituta, al enfermo… La misión nos hace hijos e hijas del mismo Padre, nos hace a todos uno, y nos permite que sin distinciones podamos rezar el mismo Padre Nuestro y comer del mismo pan de la Eucaristía.

Ultima modifica il Giovedì, 05 Febbraio 2015 20:29
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