Organizado por la Comisión Episcopal de Misiones y las Obras Misionales Pontificias, luego de un camino de casi un año, las comunidades se prepararon reflexionando el Documento Base en el que se iluminaba la actualidad de Pentecostés desde una eclesiología de comunión, comparando a la Iglesia con la imagen de una casa grande, de encuentro y de diálogo, casa de puertas abiertas y llamada a ser casa para todos los pueblos (Miq. 4,1-7; Is 25,6ss).
El Congreso apuntó a “fortalecer la animación y cooperación misionera de nuestras Iglesias particulares, dar respuesta a la convocatoria misionera de la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano, y preparar la participación y aportes de la Iglesia en la argentina para el III Congreso Americano de Misiones y VIII Congreso Misionero Latinoamericano (CAM3 – COMLA VIII).
Convocó a toda la Iglesia, a reflexionar acerca de “la identidad y la misión del discípulo misionero”, incluyendo los aportes del Documento de los Obispos del CELAM en Aparecida. Así, los participantes se distribuyeron en cuatro grandes sectores: Iglesia que anuncia, Iglesia que celebra, Iglesia que sirve y Áreas específicamente misioneras como Infancia y Adolescencia Misionera, Jóvenes y Grupos Misioneros, Familias Misioneras, Enfermos y Ancianos Misioneros y Misioneros Parroquiales.
En el acto de apertura se dio lectura a un mensaje enviado por el Nuncio Apostólico, Adriano Bernardini, en el que comunica que el Santo Padre Benedicto XVI, “complacido por esta iniciativa tendiente a revitalizar el compromiso misionero que atañe a todos los cristianos... imparte de corazón la implorada Bendición Apostólica”.
Para el Congreso pide al Altísimo “que esas jornadas de oración, estudio y reflexión contribuyan eficazmente a la renovación de la fe y de la vida cristiana del Pueblo de Dios, de manera que el celo misionero florezca en todo el ámbito de la amada Nación Argentina”.
En su misiva Benedicto XVI se dirige a todos, pero en especial a los jóvenes pidiendo que despierte “el deseo de compartir la perenne misión que Cristo confió a la Iglesia: anunciar el Evangelio a todas las gentes”.
Con sencillez de corazón, oramos, celebramos y reflexionamos, tomando conciencia de que Pentecostés continúa, pues el Espíritu Santo guía la misión de la Iglesia, que anuncia, celebra y sirve. Escuchamos la voz del Espíritu llamándonos a ser discípulos misioneros de Jesucristo; sentimos que Argentina debe responder a su voz, yendo por todo el mundo a hacer nuevos discípulos misioneros.
Esta misión debe brotar de un encuentro profundo, personal y comunitario con el Resucitado, de un apasionamiento por el Reino y una compasión por las necesidades de nuestros hermanos, siguiendo la pedagogía de Jesús que privilegia su presencia entre los pobres, escuchando y sirviendo a todos.
Concientes de que la Iglesia, es por naturaleza misionera, y que la fe se fortalece dándola, los participantes se comprometieron a impulsar las comunidades a un estado permanente de misión.
Finalizó el Congreso con una marcha misionera por las calles de la ciudad de San Nicolás hasta el “Campito de la Virgen”, donde se celebró la misa y el envío de seis misioneros a Mozambique y Benín.
A su término el director nacional de las Obras Misionales Pontificias en Argentina, padre Jairo Calderón Benavides, IMC, pronunció las palabras de despedida y agradecimiento.