Deseamos compartir con toda la Familia Consolatina nuestro caminar, nuestra vida y nuestras experiencias, y así hacer un camino juntos desde la oración y el diario compartir. Durante este último trimestre hemos vivido tres dimensiones importantes: espiritualidad, formación y misión.
En la Dimensión Espiritual seguimos realizando un camino de encuentro personal y comunitario con la persona y el proyecto de Jesús, concretamente a través de la oración, de la eucaristía, la lectio divina, la devoción a nuestra Madre María Consolata.
En el campo de la formación hemos tenido la visita del P. Vilson Jochem por parte de la Delegación de Venezuela, el cual nos ha compartido el acontecer de la Vida Religiosa en América Latina: desde su historia, opciones, documentos de la Iglesia, y las circunstancias actuales con sus iniciativas en una realidad pluricultural y desafiante; además nos ha enriquecido con su testimonio misionero que realiza en medio del pueblo indígena Warao, al oeste de Venezuela.
De igual manera nos han visitado algunos misioneros argentinos que estuvieron de paso en el noviciado, ellos son el Padre Ariel Tosoni, misionero en Costa de Marfil y el Padre Luis Mauricio Guevara, misionero en Portugal, donde hemos compartido el camino de formación, la presencia entre los pueblos aborígenes y la Animación Misionera.
{mosimage}Nos alegró muchísimo la visita canónica al noviciado del Vice Superior General el P. Stefano Camerlengo y el Consejo para América el P. Antonio Fernández, donde compartimos durante dos días a través de diálogos, presentación del Instituto y de las realidades misioneras, hasta un partido de fútbol entre padres y novicios (y para sorpresa de todos, la suerte estuvo de parte de los padres, que nos ganaron con una ventaja de goleadas).
Entre los meses de Junio y Julio hemos emprendido un viaje misionero por 22 días al norte de la Argentina, en la Provincia de Formosa, en medio de estas realidades campesinas e indígenas, específicamente en Pozo del Tigre donde trabaja el P. Luis Inverardi y en Estanislao del Campo donde presta su servicio el P. Luis Manco. Durante esta misión hemos acompañado la celebración de las fiestas patronales en Tigre, la mayor parte del nuestras jornadas la dedicamos a la visita de las familias y a las comunidades con la celebración de la eucaristía; en las escuelas hemos trabajado con los niños la reconciliación y el perdón, con títeres y dinámicas; en los colegios con los jóvenes hemos compartido las jornada con el tema: “Mi vida como joven un Proyecto de Felicidad”; con los adultos la experiencia de la fe. Del igual manera, nos reunimos con los niños y los jóvenes del pueblo para tener jornadas de animación misionera y reflexión, con los medios de comunicación social como la radio, para poder llegar a las familias más alejadas.
Verdaderamente esta experiencia de misión marco mucho en el corazón de nosotros los novicios y de las personas alegres, amable y acogedora de estos pueblos, fue un compartir la vida desde la sencillez y el realizar “bien el bien” como nos decía el B. J. Allamano; de conocer un nuevo rostro de Cristo y de la misión ad gentes, de compartir la esperanza en medio de la desesperanza y la deshumanización, y palpar con nuestras manos y nuestros ojos las opciones que va realizando el Instituto.
Desde esta realidad latinoamericana continuamos nuestro camino en miras a la consagración con la profesión religiosa para la misión ad gentes, contamos con sus oraciones y nuestro compromiso desde aquí será orar por todos ustedes que son la gran familia de “la Consolata” (Sacerdotes, Hermanos, Hermanas, Laic@s, bienhechores, familiares y amig@s) que colocan su granito de arena, en medio de tantas realidades desafiantes de la misión y del mundo.