Parroquia Madre de las Misiones, Modelia (Bogotá), 28 de septiembre 2015

Monseñor Serna Alzate, era oriundo del municipio caldense de Aránzazu, nació el 17 de febrero de 1936, Ordenado Sacerdote, Misionero de la Consolata el 21 de diciembre de 1961 en Roma. Sus estudios  filosóficos y teológicos los realizo en Turín y Roma. Fue el primer Misionero de la Consolata colombiano.

Ejerció su actividad pastoral especialmente en el Caquetá como Párroco de la Catedral y Vicario General, sucediendo en el cuidado episcopal al muy conocido pionero Mons. Ángel Cuniberti. Fue nombrado superior provincial de los Misioneros de la Consolata en Colombia y luego fue por seis años Consejero General desde Roma,  con contactos con el mundo entero.

El 15 de noviembre de 1978 fue nombrado Vicario Apostólico de Florencia (Caquetá). El 7 de diciembre de ese mismo año fue consagrado como Obispo. En su noble tarea estuvo la presentación del proyecto de creación de la Diócesis de Florencia, por ello,  el 9 de diciembre de 1985 el Vicariato de Florencia se convirtió en Diócesis y José Luis Serna Álzate se convirtió en su primer Obispo diocesano, en donde dio impulso a nuevas parroquias y creó la Emisora Armonías del Caquetá. Atendió  también a San Vicente del Caguán, en ese inmenso territorio no hubo lugar que no haya conocido su presencia personal. Uno de los cargos importantes para la región y el país, fue el ser nombrado por el ex Presidente Belisario Betancur en 1986 como Alto comisionado de Paz.

En 1989  fue designado primer obispo de la naciente Diócesis de Líbano – Honda donde ejerció su episcopado hasta el 12 de julio de 2002, cuando la enfermedad de Parkinson le aconsejó pedir renuncia para retirarse en su familia, primero en Manizales en el Santuario de Fátima y luego en Pereira.

Muere el 28 de septiembre de 2014 en Pereira, asistido por sus queridísimos familiares, especialmente su Hermana  Mariela.

Escuchemos los mensajes de su vida como ser humano, misionero, sacerdote y Pastor:

• En su pueblo natal:

 “Mi niñez  la viví en una familia humilde y sencilla, de 12 hermanos de los cuales sobrevivimos 8,  transcurrí la vida entre el pueblo y la pequeña finca de mi Papá, con dos vaquitas de leche y recogiendo comida para los animalitos. En un ambiente muy sano de juegos, de escuela, de profesores muy queridos…  a los 11 años trabajamos mucho para recoger fondos para la construcción de la casa campesina, con actividades culturales, danzas, canto y otras. Nos divertíamos sin emborracharnos. En la casa la mama nos distribuía los trabajos desde la madrugada y a las 5 am íbamos a misa y a las ocho de la noche ya estábamos contando las cosas del día y rezábamos antes de dormir.

Mi Papá y Mamá pedían mucho para que hubiese un sacerdote en la casa, y fuimos dos sacerdotes y una religiosa…

Fui profesor en San Félix Caldas a los 17 años, mi primer sueldo fue de 92 pesos. Luego vinieron los Padres de la Consolata y me pidieron que fuese profesor en el Seminario de la Consolata, allí primero fui profesor de gimnasia en el 53, y luego me animaron  a entrar en el seminario, los vi que eran muy trabajadores y entregados a la comunidad, por eso entre en  1954”

• En la Consolata y como Sacerdote:

“como Sacerdote en el Caquetá trabaje mucho en el área de la catequesis para los campesinos y en la educación… el misionero es aquel  que comparte la vida de la gente, sus dificultades, lo mío fue trabajar con la gente y los más necesitados”.

• En 1982 - 1986 fue nombrado por el Presidente Belisario Betancourt como Alto Comisionado de paz en su gobierno.

“en el dialogo con la guerrilla colaboré en la liberación de secuestrados, ayudé a los guerrilleros que salían a la vida civil. Ahí me metí donde estaban ellos para conocerlos… estuve en casa verde con las Farc, en Caquetá en Cali y con el M 19 en Panamá, lo importante era saber que pensaban, que querían para entrar en el proceso de dialogo, y también  para mejorar la situación de los campesinos en las comunidades…

Esto dijo Belisario Betancourt: “Monseñor Serna fue clave en el adelanto de las actividades de avance hacia la paz, por su capacidad de persuasión; por su comprensión de la fenomenología de la subversión; por su ductilidad y al tiempo por la transparencia de su lealtad, a la Doctrina de la Iglesia, a la Constitución y a la ley. Cuando el proceso tambaleaba, Monseñor Serna establecía nuevas perspectivas. Era, todo él, inspiración y verdad”. Belisario Betancourt Presidente

• En la Diócesis de Líbano-Honda:

“Trabajamos con las fuerzas vivas del Líbano por los campesinos, un grave problema cafetero, la deforestación y el daño ecológico de la región, la falta de agua, desde un principio me di cuenta de eso… me di cuenta del problema de la pobreza tan grande… luego vimos el problema de la droga, ahora estoy convencido que el problema grave de los jóvenes, no es tanto la drogadicción, sino  la desocupación y por ello los lleva a evadir en la drogadicción… unido a esto la quiebra de la unidad familiar, los muchachos se quedan sin su hábitat familiar…

Estoy muy preocupado por la crisis cafetera, esto va a llevar a muchas cosas tristes, hay un contexto de pobreza muy alarmante, no hay ese ánimo positivo de ver que se puede hacer por el Líbano… me pongo a ver lo que es este norte del Tolima con unas posibilidades de desarrollo turístico… pero el gobierno de Ibagué ha descuidado mucho a este norte del Tolima, me impresiona que polos de desarrollo como el Líbano y Honda estén tan abandonados por el gobierno departamental y nacional… y con el riesgo de que se conviertan en lugares de los narco-dineros… por ello es importante ver la Universidad como un centro de reflexión permanente de la realidad nos debería ayudar a muchas cosas.

Un mensaje para la gente: “mantengámonos de pie, muy listos a la coordinación y la colaboración, y sobre todo  organicemos! para darle sentido al norte del Tolima como región, una región que pueda ofrecer muchas cosas, pero hay una cosa que me parece muy importante y fenomenal es  la identidad, el  inteligencia y capacidad de análisis de la gente, esto ponerlo al servicio de la región, en la medida en que establezcamos  un programa con objetivos claros de acción en favor del desarrollo, que este norte del Tolima se despierte!

Los misioneros de la Consolata damos gracias a Dios por el don de la vida de Monseñor Serna. Su testimonio como mensajero de la paz nos inspira a seguir trabajando por la por los campesinos, por los  indígenas, los Afros, las víctimas, por el cuidado de la creación y por la reconciliación y la paz de todos los colombianos.