En distintos momentos de la celebración, el párroco, hablando a la gente, empezaba diciendo: “IZwi laba yinyama” y todos respondían: “Lahlala phakathi kwethu”. La Palabra se hizo carne... y habitó entre nosotros. El lema (parte del angelus) ya era parte de la celebración cotidiana de la comunidad.
La ordenación
Más de dos mil personas participaron de la misa. Viajaron varias horas hasta llegar al lugar de la celebración. La mayoría me veía por la primera vez siendo que yo nunca trabajé en esta zona. Fue una experiencia muy intensa de “ser Iglesia” siendo que movidos por el amor y la fe venían a recibir al nuevo obispo.
Luego de la Misa, mientras la “gente importante” fue a almorzar, yo regresé al altar para continuar con la “celebración” recibiendo los regalos que traía la gente. Si la misa duró poco más de tres horas, esta segunda parte duró otra hora y media. Cantaron y danzaron manifestando su alegría y presentando lo que ellos mismos producen... maíz, paltas, bananas...
Reuniones y más reuniones
Visitando el secretario del Nuncio Apostólico la semana pasada, me preguntó: “Cómo va todo en el Vicariato?” y tuve que responderle que realmente no lo sabía. Durante las últimas tres semanas tuve que participar en varias reuniones en distintas partes del país.
La primera fue la reunión de los obispos de esta provincia. Éste es un momento especial para la provincia siendo que por primera vez en 15 años todas las diócesis tienen obispo. Cinco de los ocho obispos fuimos nombrados en el último año. Es un nuevo comienzo.
A nivel provincial nos reunimos dos veces por año y es un momento especial para pensar juntos el camino a seguir y crecer en fraternidad.
Participé también en el encuentro anual de las escuelas católicas. El Vicariato tiene dos escuelas. La mayoría de los alumnos y de los profesores no son católicos. Mientras que los domingos nos reunimos con los católicos en la misa, durante la semana en las escuelas tenemos la oportunidad de encontrarnos con lo que no pertenecen a nuestra Iglesia y juntos servir la comunidad.
El entrenador le pregunta a los jugadores...?
No todas las reuniones han sido fuera del Vicariato. Apenas pude reuní los sacerdotes y religiosos/as del Vicariato en Mtubatuba y pasar juntos algunas horas. El Vicariato no tiene estructuras que nos permitan reunirnos por todo el día o más. Al mismo tiempo, las distancias hacen que tengamos que terminar con el almuerzo.
Mi primera pregunta fue: “qué debería hacer para empezar a conocer mejor el Vicariato?”. Cada uno propuso una cosa. Desde pasar unos días en cada Misión... hasta quedarme dos meses en cada una!
Uno de los sacerdotes se asombró de la pregunta... “me parece extraño. Esto es como si el entrenador le preguntara a los jugadores qué es lo que tiene que hacer...” a lo cual le respondí diciendo: “aprovechá este momento mientras dure... puede suceder que en el futuro no pregunte nada y simplemente les diga lo que tienen que hacer” a lo cual todos se largaron a reír.
Visitando las comunidades...
Afortunadamente, no tengo otras reuniones en estas semanas así que comenzaré a visitar cada Misión por tres o cuatro días. La idea es poder conocer los lugares y dedicar tiempo a charlar con los sacerdotes, los religiosos/as y los consejos parroquiales. Cada sacerdote decidirá dónde celebraré la Misa... o las Misas! Siendo que cada Misión tiene entre 15 y 20 pequeñas comunidades, la idea es poder aprovechar a conocerlas todas en este primer año.
“Maestro... dónde vives?” (Juan 1,38)
Una de las preguntas que todavía está esperando una respuesta es dónde voy a vivir. Antes de regresar a Sudáfrica desde Roma, me avisaron que mi predecesor, el obispo Michael O'Shea, vivía en Hlabisa pero que yo tenía que decidir dónde quisiera estar.
Para que se den una idea, cada centro tiene algo particular:
Ngwanase: el centro pastoral del Vicariato
Ingwavuma: la primera misión que da el nombre al Vicariato
Hlabisa: donde está la Catedral y algunas de las oficinas
Ubombo: donde tenemos las reuniones del Vicariato
Mtubatuba: donde se celebró la ordenación.
Inicialmente pensé que podría responder en dos o tres meses pero veo que me llevará más tiempo.
Estas son solamente algunas de las cosas de estos primeros treinta días y, como van las cosas, me parece que cuando llegue a cien, dos páginas no serán suficientes!