El tema central de esta misión es; DIOS QUIERE QUE SEAS FELIZ y cinco son los pasos que si los tomamos en serio abrazaremos la felicidad.
Paso I. Deja que Cristo sea tu Luz: La frase CRISTO ES LA LUZ no genera mucha novedad, se ha oído muchas veces y se sabe que así es. La novedad está en DEJAr que Cristo sea tu Luz. En la vida las personas y las cosas mas importantes, no se buscan sino que llegan o mejor dicho ya están dadas solo basta dejar que sean. El p. Daniel Ruiz que me hizo la propuesta vocacional no lo busque llegó solo. El padre Mapande Evaristo un gran viejo amigo mío no lo busque llegó solo cuando estudiaba en Mkwawa College. A mi Dios que amo y adoro no lo busque fue él quien me hizo y me destino. El amor, la justicia, la paz, la compasión son valores que ya están, basta abrir la ventana del corazón y llegan solos. Oigan! los buscadores de la paz, no la busquen mas solo dejen que la paz entre. Jesús de Nazareth Nuestro Señor también está en la puerta tocando, si lo dejamos entrar, cenará con nosotros. En esta cena nos hará ver cosas que cambiaran nuestras vidas para siempre.
Paso II. Decídete a Cambiar: La invitación a cambiar es el pan de cada día. No se termina un sermón sin escuchar que Dios quiere que cambiemos de vida. No se termina una reunión sin que alguien recuerde que la solución de todo esta en que cambiemos de vida. No se termina un retiro espiritual, diría yo imposible sin que se oiga los gritos de la urgencia del cambio. Pero en la vida real no se nota mucho ese cambio. Muy pocos logran el anhelado cambio y la razón es sencilla: No decidimos a cambiar y cuando decidimos ya sabemos que no lo vamos a lograr. En la película Venciendo a los Gigantes el joven pateador del pequeño equipo pierde un penalti y comenta: Yo ya sabia que no lo iba a meter antes de patear. Lo mismo pasa con nosotros en esto de cambiar la vida. Se quiere cambiar no obstante no se decide desde lo mas hondo a cambiar. Tenemos que cambiar, se ha convertido en un eslogan, mas no es una decisión. Para alcanzar la felicidad es necesario que el creyente tome una decisión personal, adulta y radical de cambiar.
Paso III. Acepta la Vida nueva: Nuestra sociedad tiene algo muy bueno y malo a la vez. Eso de que todos los días haya una nueva moda, nuevo modelo de carro, nuevas telenovelas, nuevos hablados, nuevas gaseosas, nuevos técnicos de fútbol etc. Es bueno porque se ve que hay búsqueda y malo porque no todo lo nuevo es bueno. Hacemos un paso grande hacia la felicidad cuando aprendemos a abrazar la vida nueva y buena. La auto aceptación es importante en la vida pero siempre hay que aspirar un vida mejor. Como dice el famoso canto; Arriésgate, arriésgate, arriésgate hay algo mas. Para aceptar la vida nueva no siempre implica que la que tenemos sea mala y vieja sino como el mercader de perlas, cuando descubrió uno de más valor en una finca vendió todo para comprarla.
Paso IV. Llénate de la Fuerza de Dios: Es lo mismo que llenarse de Dios, es unirse con Dios. En el articulo que circulo el p. Salvador sobre el parecer espiritual de las grandes religiones, la unión con Dios apunta como la prioridad numero uno de todas ellas. El ex-sacerdote Gonzalo Gallo tiene una oración hermosa…para que mi espíritu y el espíritu de Dios sean uno, unidos para siempre. Esta es la esencia de todo camino espiritual el resto son devociones o maneras para llegar a lo dicho.
Paso V. Comparte tu Felicidad: Cuando llega por fin la felicidad surge otra necesidad, compartirla. La felicidad es una buena nueva que hay que compartir. En una de las casas que visitamos manifestó el esposo que él era un hombre feliz y la señora dijo que ella no lo era para nada. Hay muchos casos por el estilo. Cuando María Santísima feliz por lo que vivía fue a visita a Isabela su prima, ésta se lleno de gozo. Si la felicidad no se comparte se repite la escena de aquel empleado holgazán que no invirtió su talento sino prefirió enterrarlo.
Mas o menos con este mensaje llegamos a las casas, tocamos las puertas, nos demoramos unos 10 a 15 en exponer todo el material luego se pide permiso para pegar un estique y nos despedimos.
No hacemos sanaciones, no expulsamos demonios, no hablamos en lenguas, tampoco llevamos un mensaje de otro mundo solo recordamos que el propósito de Dios es que todos seamos felices y esta siempre será la tarea de la iglesia de Cristo.