Haciendo memoria del centenario fundacional, las Hermanas Misioneras de la Consolata, resaltaron su gozo por la vida misionera, expresándolo a través de signos y mensajes que tuvieron lugar en esta fiesta celebrada.
Juntos compartimos la mesa eucarística presidida por Mons. José Luis Ponce de León, quien nos alegró con su presencia, nos compartió sus esperanzas y sus primeras experiencias en su camino pastoral en el vicariato de Ingwavuma en Sudáfrica.
Esta celebración eucarística celebrada en la Parroquia de la Consolata de Capital Federal, también fue ocasión para agradecer a Dios por el llamado de un hijo del Allamano para que desde su ministerio episcopal, lleve el Consuelo a la nueva misión encomendada.
Como Región Argentina, nos sentimos honrados por el regalo que la Consolata ha concedido al Instituto y a la Iglesia Misionera en la persona de José Luis. Resulta significativo resaltar el hecho de que un hijo de nuestros pagos argentinos ofrezca su servicio misionero en el Continente Africano, en este año en el que estamos caminando en la interiorización y vivencia de la interculturalidad.
No faltó en este encuentro familiar la alegría, no solo del compartir el pan de la Palabra y de la Eucaristía, sino también, el pan de la mesa que se parte y reparte en la cordialidad y familiaridad de los que nos hemos reunido para celebrar la fiesta en familia de la Consolata.