Madre de Misericordia reaviva en nosotros el amor y la misión.
Hemos caminando por 50 años de evangelización en la parroquia de Nuestra Señora de la Misericordia. Es una gran alegría poder cumplir las bodas de oro. Es un momento importante para recordar nuestro camino de evangelización y crecimiento en la fe. También es un momento para recordar a los pastores diocesanos como parte importante del camino a los inicios de la parroquia y después el trabajo inconmensurable de nuestros hermanos IMC, los que han pasado y los que están trabajando actualmente en esta misión. Los fieles tienen gran admiración y reconocimientos del trabajo y obras de los misioneros. Todo lo que hemos hecho y como lo hemos hecho.
El gran testimonio misionero para el pueblo de las Heras, Mendoza, es que el centro de todo es la misión. La parroquia ha crecido no solo en las capillas sino la fe. Ahora tenemos siete capillas y un centro de evangelización. Estamos orgulloso como misioneros de la Consolata porque una de las capillas tiene el patronazgo y la advocación de nuestra madre Consolata. También como misioneros de la Consolata en la región Argentina, la parroquia ha sido importante no solo para la región sino también en el instituto por tener una comunidad formativa apostólica (CAF).
El primera CAF del instituto estuvo en Mendoza y ya tenemos los tres primeros frutos. Sacerdotes que tuvieron la formación en la CAF y ahora están misionando por Mongolia, Brasil y Argentina. La comunidad actual está conformada por cinco estudiantes africanos y tres sacerdotes, uno europeo, un africano y un latinoamericano. La CAF, como parte de la comunidad, ha sido una fuente de testimonio misionero y un modelo de experiencia para mostrar la internacionalidad y la fraternidad entre sus miembros.
Las distintas capillas tienen diferentes realidades de pastoral, pero la comunidad trata de llegar y estar presente en todo el radio de la parroquia, compuesta por unos cien mil habitantes, llevando el evangelio y el carisma de la consolación.
Estos cincuenta años han sido importantes para sembrar las semillas de la misericordia y de la misión en el pueblo. Ahora comenzamos una nueva etapa del camino, promoviendo renovadamente los valores cristianos de justicia, solidaridad y consolación. Tratamos de llevar la misericordia a todos, especialmente, animando misioneramente, a los jóvenes para que puedan encontrar y amar a Cristo y a la Consolata.
Cada misionero que ha pasado por aquí ha dejado un gran testimonio. Tenemos la esperanza y la confianza de seguir por el mismo camino.