El 01 de diciembre de 2017, fue consagrado en el Vicariato Apostólico de San Vicente del Caguán, más específicamente en la parroquia San Pedro Claver de Cartagena del Chairá (Caquetá), el Santuario dedicado a la Virgen de la Consolata. El P. Luigi Crespi, misionero de la Consolata y gran idealizador de este hermoso proyecto en tierras caqueteñas, nos concedió esta entrevista detallando algunos puntos significativos de este trabajo.
P. Luigi, ¿qué sentido tiene un Santuario de la Consolata en Cartagena del Chairá?
En el camino se ve que Dios y María Santísima van llevando la vida misionera. El Santuario siempre es considerado un lugar de peregrinación, de oración, de encuentro y de espiritualidad para ayudar a la comunidad para madurar en la fe; y que no sea puro sentimentalismo, sino la base que infunde el conocimiento hacia Dios y hacia María Santísima.
Este Santuario es en memoria de los misioneros de la Consolata, desde este punto del norte de Caquetá y del Vicariato Apostólico de San Vicente del Caguán. Vamos dando una proyección más allá de una capilla de barrio, de una parroquia particular; del Santuario sale una espiritualidad mariana y misionera, desde el testimonio del beato José Allamano, de la beata Irene Stefani y de tantos misioneros y misioneras que nos proclamaron la Buena Noticia, con su trabajo en medio a muchos sacrificios, siendo santos evangelizadores y mirando todos los aspectos de progreso de estos pueblos a nivel espiritual, moral, social, educativo, salud, etc.
En este momento, viendo que el Vicariato se proyecta a ser una nueva Diócesis dentro de Colombia, dejamos un lugar de espiritualidad misionero llamado “Capilla Santuario La Consolata”.
¿Cómo fue la construcción de este Santuario?
Todo comenzó con el sueño de que, en este sector geográfico lleno de muchos templos de distintas denominaciones evangélicas, la devoción a la Virgen María se vaya metiendo y sea un punto de partida de que “por María a Jesús” demos a conocer la fe cristiana católica. Se busca vivir, desde la comunión, esa creencia enriquecida de verdadera devoción.
Desde los planos y diseños de la construcción, se buscó que todo fuera detalladamente estudiado; de ahí se dio al maestro el arranque de la construcción empezando con los cimientos, las columnas. Se empezó a ver, desde el inicio, que era algo significativo, que tenía las normas modernas, el diseño, el material y con muchos detalles en la precisión de la construcción: ¡todo lo que implica para la adecuación del lugar!
Y, aunque yo estaba en Bogotá, desde la lejanía le daba indicaciones para la construcción de la capilla-santuario.
¿Qué tienes a decir a los que nos leen en este momento?
En nombre de la Consolata, del beato José Allamano, de la beata Irene y de tantos testigos, hombres y mujeres que han luchado en esta zona del Caquetá, invito muy cordialmente para que se acerquen en fechas oportunas desde la Parroquia San Pedro Claver y de otras localidades a este espacio. Ya hay, en el calendario, fechas concretas para invitar a que la gente acuda; esperamos también que se arreglen la carretera para que la gente pueda venir de otras partes del Vicariato, del Caquetá y de otras partes de Colombia y del mundo.
¡Este es un centro de espiritualidad mariana! Recuerda que la Consolata envía sus misioneros y misioneras a acompañar a las comunidades para vivir, con Cristo, y proyectarlo. ¡Todos son bienvenidos! Agradezco al obispo y a todos los que han hecho posible este proyecto. Pido a Dios que los bendiga. Esperamos que surjan jóvenes, que vayan reemplazando en este trabajo de los misioneros ancianos, y que lleven los procesos pastorales y esta tarea en nuestra Iglesia.