Teología de la acción centrada en una praxis humana

Pubblicato in Missione Oggi
Resumen: Se enfatiza el enfoque holístico que propugna por una teología con una seria reflexión sistemática, a partir de la experiencia Cristiana desde un contexto comunitario, tomando conciencia de la realidad circundante, que desemboque en una respuesta espiritual y permita una liberación integral. Esta teología es considerada como mediación, que pasa por la triple responsabilidad: pastoral, teológica-académica y profética con sus matices culturales propios y con consecuencias trasformadoras contextualizadas en lugares definidos. Esta sería la teología de la acción como una acción integralmente liberadora.

Palabras claves: Praxis humana, Acción, Liberación integral, Signos de los tiempos, Memoria, Evangelización.

Abstract: Emphasis is made on the holistic nature of theology of action as an Action integrally liberating. That presupposes a serious and systematic theological reflection, from a context of Christian experience lived in community, taking into account all the realities involved, in view of a spiritual answer that advocates for an integral liberation. This type of theology is made possible by the triple responsibility: Pastor, Theological, Academician and Prophet, together with their corresponding cultural matrixes and consequent transformations in defined contexts.


Key words: Human Praxis, Action, Integral liberation, Signs of the times, Memory, Evangelization.

INTRODUCCIÓN

Resulta que al terminar mis estudios me pidieron elaborar un artículo, lo cual hice con mucho gusto, pues de la propia alegría con la que lo hice me he sentido la responsabilidad y gozo de compartir eso con los hermanos y hermanas de la comunidad, por so me atrevo a compartirles este articulo que será difundida en tres momentos. Por el momento arrancamos con la primera parte en vista de la segunda que es un hecho ya a partir de un contexto vital y propiamente nuestro por ser un lugar de misión para los misioneros y misioneras de la consolata.

Ahora bien, al observar el quehacer teológico actual, el autor se atreve a dirigirse a los teólogos, investigadores, docentes, y a todos aquellos que contribuyen al desarrollo del saber teológico y a la pluralidad de sus expresiones con el ánimo de promover la exploración de horizontes de liberación y realización del ser humano, propiciar el diálogo abierto de carácter interdisciplinario, prestando así un servicio a la Iglesia, a la sociedad y a la comunidad teológica desde un enfoque teológico preferiblemente denominado Teología de la acción.

Dicho esto, se aclara que la pretensión de este artículo es la fidelidad a la propuesta de una investigación realizada y terminada desde una perspectiva analítica e interpretativa o crítica, alrededor del tema “Teología de la acción centrada en una praxis humana”. Ello fue desarrollado basados en las siguientes preguntas, marcadas principalmente por una reflexión teológica y propositiva como carta de navegación (capitulo I – parte teórica): ¿Qué es teología de la acción? ¿Cuál es el método de la teología de acción y por consiguiente su estatuto epistemológico? Cuál es la diferencia entre ella y la teología pastoral? Y ¿En qué convergen?

Por consiguiente, a la luz de estas preguntas, a continuación, se subtitulan y desarrollan los diferentes momentos del artículo, haciendo hincapié en lo relativamente correspondiente a la gama teológica en general, sin descuidar el interés contextual que motivó la investigación cuyo ser es el origen de este artículo.

Por esa misma razón en síntesis, se aclara que el segundo capítulo aborda el contexto, la causa de la indagación teológica desde una perspectiva interdisciplinar, y por tanto, se le da un trato desvelatorio en términos político, cultural, social, económico y religioso-pastoral de la zona en questio. De modo que, mientras el anterior destaca la TEOLOGIA, en este capítulo prima el CONTEXTO. Y brevemente se hará alusión a dicho capítulo, suponiendo que con eso se deja desvelada la invitación a explorar el trabajo monográfico en dicho tema.

En el tercer capítulo, se evidencia una interpretación TEOLÓGICO-PASTORAL a partir de los documentos seleccionados del magisterio: Lumen Gentium, Gaudium et Spes, Dei Verbum y la Exhortación Apostólica, Evangelii Nuntiandi, sin descuidar la más reciente voz de la Iglesia latinoamericana, el Aparecida. De manera que, el acercamiento a este capítulo nos permitirá aclarar la fundamentación de la triple responsabilidad y sus características correspondientes.

Luego de la lectura detallada, minuciosa y, hermenéuticamente contempladas de estos documentos, se precisa contextualmente en el cuarto capítulo, ¿quién es el teólogo de la acción, fruto consecuente del teólogo así comprendido? Al precisar propositivamente el teólogo de la acción, en el contexto dado, se deja ver su “ser y hacer” marcados por unos criterios orientadores para la praxis humana teológica en un contexto vital, desde, en y con la “comunidad teóloga” – pueblo de Dios.

1.TEOLOGÍA DE LA ACCIÓN

Cabe decir que algunos podrían pensar, que la tarea de la teología, sobre todo por la palabra praxis, es algo totalmente nuevo. Más que nuevo es un redescubrimiento de una tradición antigua en la biblia, de una vivencia profunda en los primeros siglos de la Iglesia, y de una reflexión continúa por parte de los santos padres de la Iglesia.

Una mirada atenta a la historia muestra que la reflexión teológica ha evolucionado en los últimos 50 años. Han sido dos los rasgos de esa evolución: la modalidad académica, sistemática, conceptual, racional y la reflexión teológica como experiencia cristiana. La investigación valora esas dos formas de reflexión, primero esbozando la esencia y el método propios de la Teología de la Acción, para luego plantear la distinción entre ella y la teología pastoral y rescatar las convergencias de las dos maneras de hacer teología entre otras.

De esta forma se llega a proponer la teología de la acción como respuesta evangelizadora, apoyada en la conciencia viva de los signos de los tiempos y un prudente y humilde acercamiento a la realidad.

1.1.¿Qué es teología de la acción, entonces?

Recuperando los aportes de las corrientes que han prevalecido a lo largo de la historia del cristianismo se puede afirmar, que la teología de la acción es un intento de centralizar estas distinciones teóricas1 según un empeño práctico, cuya connotación, en nuestro caso, es evangelizar integralmente,2 dado el contexto en el cual se la pretende aplicar.

La teología de la acción es una reflexión crítica sobre la realidad; es una praxis de la Iglesia como comunidad buscadora de la voluntad de Dios para orientar la misma acción de la Iglesia en la sociedad, a partir de la fe que la ilumina.

1.2.El método y su consiguiente estatuto epistemológico

Es importante aclarar de entrada que la teología de la acción tiende más a una criteriología que a un método, ya que es determinada por la variedad de los contextos vitales. Comprendida en esta perspectiva, la teología de la acción, así pretende una plataforma para construir un método de teología en un contexto de vida dado.

La teología de la acción, en cuanto método, parte de la pregunta teológica por la realidad, tal como se la puede caracterizar desde todos los posibles planos del ser y del existir humanos. Busca captar la dinámica y sus tendencias determinantes, para posteriormente desvelar los desafíos y tareas teológico-pastorales presentados en orden de sus urgencias impostergables. De ahí, se pasa a un segundo plano, el de la subjetividad hermenéutica, desde el cual se comprende la realidad en que se vive, y se compromete en su transformación, a la luz de una fuente teológica determinada, ya que la sabiduría humana sugiere profundizar el discernimiento teológico desde una fuente constitutiva y preferida, aun teniendo en cuenta las demás.

El método de la teología de la acción, en su rigor aplicativo, es un criterio de procedimiento, ya que está condicionado por la variedad de realidades. Supone una inserción o encarnación – acto primero -en la realidad histórica contradictoria y conflictiva en la que vive el evangelizador, para responsabilizarse de ella ya que “la cabeza piensa desde donde están pisando los pies y late el corazón”, desde donde se vive y convive, trabajando y luchando unidos.

Implica, en seguida, asumir la realidad - acto segundo -desde el propio ser cristiano y teológico de la acción, para lograr una reflexión o comprensión crítica. Éste es el momento en que el teólogo-académico hace mayor uso de su capacidad intelectual (intus-legere); es el momento interpretativo, donde se propone leer y entender en profundidad, en sus últimas causas, la realidad y los sujetos que en ella intervienen, pues no hay práctica sin sujeto, y no hay sujeto sin realidad donde actúa.

Finalmente, el teólogo de la acción se compromete en la práctica, transformación – acto tercero-3, según el compromiso y la liberación en clave de salvación, como fruto de una reflexión hermenéutica individual, que luego son socializados en la comunidad, que es el lugar y el sujeto hermenéutico fundamental. Este diálogo entre el teólogo- evangelizador y la comunidad, donde se hace y para quien se hace la reflexión– llega a ser la mediación fundamental del conocimiento teológico culminando el carácter comunitario en una teo-dia- logía, por su efecto de transformación liberadora (St. 1,22-25)4.

En síntesis, una visión global del procedimiento teológico de la acción, a partir del criterio de los tres actos enunciados a través de preguntas serían: ¿A quién y a dónde se dirige el anuncio evangélico?-realidad, encarnación/insertarse ¿Con qué medios se responderá a la realidad?-responsabilidad, interpretar/asumir, y ¿quién y cómo asumir el encargo de hacerlo?- compromiso, transformar/comprometerse.

Ahora bien, el estatuto epistemológico de la teología de la acción, encierra dos cuestiones centrales para el saber teológico:

La primera se refiere a su elaboración y validación interna; es decir, la forma como se hace teología indica el modo de organización interna que tiene como saber; y ese del ser coherente, sistemático y riguroso. La segunda, a su posición en el concierto de las demás disciplinas, ciencias y saberes; es decir, teología como interlocutor válido en un mundo interdisciplinario y a la función que ella tiene en el proceso de reflexión sobre los problemas de la sociedad en su conjunto y del ser humano en cuanto tal.

Sin descartar el hecho de que la teología de la acción es ciertamente fruto de la patrística (fides vitam verbo iluminans), la escolástica (fides quaerens intelectum); en términos contemporáneos ella es heredera de la corriente bíblica histórica de la revelación, de la teología política y de la filosofía de la praxis y, acreedora de la teología de la liberación, al menos en términos del método criteriológico.

De modo que, teniendo en cuenta lo anterior, el componente epistemológico que caracteriza la teología de la acción está en la novedad de su manera de hacer teología, es decir, el método, que la especifica y la define como ciencia. Estos componentes epistemológicos que la constituyen pueden sintetizarse de la siguiente manera:

Es una teología contextualizada, una reflexión de fe que asume la realidad histórica concreta, en toda su densidad y conflictividad.

Asume la realidad y, por consiguiente, la analiza, la interpreta y la comprende causalmente. Hacer esto, supone asumir las mediaciones de las ciencias sociales e histórico-criticas para su elaboración teológica.

Por el énfasis en la interdisciplinariedad, ofrece a los diversos saberes la oportunidad de converger en torno a los problemas más apremiantes de la humanidad, respetando la singularidad de cada disciplina y de cada saber, facilitando un diálogo que exige mutua crítica entre los saberes.

Es dialéctica por tener en cuenta la totalidad –que le permite una comprensión estructural– y, a la vez, a los problemas particulares relacionados,y así pasar del análisis meramente descriptivo al causal, en busca de las raíces de carácter histórico y estructural, a nivel socio-económico, político e ideológico, de los problemas que enfrenta.

Por el hecho de asumir la realidad en su totalidad, acomete una praxis liberadora que incide en contextos históricos estructurales y, por tanto, los transforma. De manera que, la praxis liberadora forma parte interna de su proceso elaborativo, como categoría fundamental.

Esta praxis constituye la matriz hermenéutica, el nuevo horizonte de interpretación y la fuente de producción teológica.

1.3.La diferencia con la teología pastoral tradicionalmente entendida y realizada.

Se hace una diferenciación entre la teología de acción y la teología pastoral aún sabiendo que la noción teología de acción está todavía en elaboración y en el momento es amplio. Para poder precisar la diferencia que hay entre las dos “teologías,” es primordial revisar la evolución histórica de la teología pastoral y lo que tenemos hoy en su comprensión en la práctica eclesial y universitaria5.

Tanto en su elaboración teórica6, como en la práctica, la teología pastoral ha estado muy relacionada a la exclusividad de la persona del pastor como único agente de su elaboración. En el pastor se centra toda la actividad de la Iglesia desde la perspectiva pastor bonus. Los deberes de este pastor están agrupados en torno a las tareas de enseñar, santificar y regir su grey, aspectos estrictamente eclesiológicos en el sentido clásico. Este concepto de pastoral se deja llevar por una mentalidad conservacionista en cuanto se limita a mantener las estructuras y modos de proceder acostumbrados, con un énfasis marcadamente intraeclesial, con menoscabo del impulso a los ámbitos extra- institucionales.

Este tipo de pastoral orienta solamente acerca de los contenidos de la predicación, para que continúe la palabra de Jesucristo revelador de Dios amor, acentuando la acción divina. Esto no es negativo en sí, sino que puede alimentar un quietismo pastoral, caracterizado por la ausencia de sentido común7 y de responsabilidad comunitaria, en áreas donde la concepción ex opere operato es mal entendida, por una priorización sacramental.

Hay tres calificativos de la pastoral: fundamental, especial y aplicada8. Cabe notar que la combinación de las tres constituiría la pretensión de la teología de la acción, pero ésta desborda las fronteras eclesiales en su búsqueda de una transformación liberadora del ser humano en toda su esfera existencial, con miras al Reino de Dios, a partir de los valores humanizantes.

La pastoral eclesial ha hecho más énfasis en una supuesta ortodoxia, que no le ha permitido apertura a una auténtica ortopraxis, mientras el paradigma, la teología de la acción asume toda la veta o filón histórico profético de la praxis cristiana en la sociedad y, por consiguiente, su naturaleza integradora, liberadora y transformadora. Ella cubre todos los ámbitos de la conformación histórica del ser humano en la sociedad, su composición política, cultural, social, económica y religiosa. Esto la distingue de la comúnmente denominada teología pastoral, en el siglo XX. A esta última se la ha entendido como la reflexión sistemática sobre la acción de la Iglesia en la realización de la triple función: sacerdotal –a través de la liturgia–, profética – por el ministerio de la Palabra–, y real – por el ministerio del pastoreo y guía en la comunidad. En esta concepción de la teología pastoral, la acción se realiza predominantemente dentro del ámbito intraeclesial.

De modo que la teología de la acción abarca lo mismo que la pastoral, parte del mismo obrar de la Iglesia, pero explora más allá. Se preocupa tanto por la comunidad en sí, como por su realidad vital y, de este modo, con estos dos intereses, no se limita a la Iglesia como institución jerárquica, en el sentido estricto o clásico.

Eso dicho, teologizar, según el enfoque acción humana, es hacer la lectura sobre la realidad humana para transformarla en todos sus aspectos, en la diversidad de los momentos históricos del pueblo de Dios, o comunidad seguidora de Jesús. Esto es lo que pretende la teología de la acción. De manera que, en términos sistemáticos a la teología de la acción, se considera constitutiva de la rama disciplinar de la acción humana: parte de ella y se define por el contexto vital y particular en donde está ubicado el teólogo de la acción humana, sin que necesariamente esté en posiciones jerárquicas. Esto la diferencia de la teología pastoral, con su concepto generalizado del ser y quehacer de la Iglesia, como institución, en sus diferentes manifestaciones genéricas, tales como la salud, la eucaristía, lo social, la juventud, el encuentro matrimonial, profético, bíblico, educativo, etc.

El objeto de la teología de la acción, como todas las demás modalidades teológicas, es la revelación de Dios. Pero a diferencia de la teología pastoral, cuyo punto de partida es una eclesialidad cristocéntrica9, la teología de la acción propone una antropología cristocéntrica como punto de partida. Está menos orientada a lo institucional y jerárquico, y prioriza la realidad en sí del ser humano. Es una teología que entra en una relación crítica con los diferentes contextos.

El quehacer pastoral en su sentido clásico de regir, enseñar y santificar, se resumiría, sencillamente a predicar desde el púlpito, dar una catequesis doctrinal orientada a un bautismo convencional, o una mera administración de los sacramentos. Mientras el quehacer teológico de la acción, lo cual es la equivalencia a lo que debe ser la evangelización, se da en la prioridad a un contacto vital, que facilite el nexo entre Cristo y la Iglesia, por medio de los sacramentos y la evangelización, mediante una formación que garantice la consciencia y el seguimiento10 sacramental, junto a los correspondientes deberes evangelizadores: la vida de oración, la escucha de la Palabra y de las enseñanzas de los Apóstoles, la caridad fraterna y vivida, el pan compartido en comunidad.

1.4.La convergencia teológica

Puesto que la pretensión teológica manifestada en la propuesta de la teología de la acción no es de rechazo a la teología pastoral, sino una ampliación de la planteada comprensión en cuanto a su efectividad en el quehacer teológico salvador, entonces, se reconoce y destacan las convergencias complementarias.

Teología de acción involucra el ser teólogo, pastor y profeta pero también la comunidad y de esta manera se vuelve tanto un ser como un hacer teológico.

La pastoral, en su especificidad teológica, converge hacia el planteamiento de la teología de acción a causa de: los estudios teológicos que involucra, desde donde amanece su concepción eclesiológica; el énfasis en la fe de la Iglesia, y de sus acciones y realizaciones históricas concretas; y por su finalidad, que ilumina la práctica eclesial concreta.

De manera concreta, destacamos cuatro dimensiones y mediaciones de la acción pastoral corriente11, que se la asimila al quehacer teológico de la acción:
la dimensión de la diaconía, del servicio al samaritano y del amor eficaz
la dimensión de la koinonia, como experiencia de comunión y fraternidad
la dimensión profética, como anuncio y testimonio de la Palabra
la dimensión litúrgica-celebrativa, que realmente ha tenido mucha prevalencia en dicha pastoral y también muestra una proyección de la Iglesia hacia el mundo y hacia el Reino de Dios, de modo que se acerca mucho a la teología de la acción.

Bien, queridos hermanos, hermanas y todos los lectores de este medio por el cual compartimos el conocimiento que gracias a la comunidad de los misioneros de la consolata adquirimos, permitan me a manera de conclusión a esta primera parte de nuestro compartir, dejar esclarecida una percepción que podría generar un primer acercamiento que quizás pudo haber sido a vuelo de pájaro sobre ese pequeño esbozo conceptual.

Cabe anotar de manera aclaratoria, que un primer acercamiento a esta parte y consecuentemente el recorrido investigativo que se pretende desvelar en nuestro compartir, daría por un concepto tradicional y de corte demasiado conceptual, sobre la teología pastoral, así siendo una mera consecuencia de la teología fundamental. Pues, el interés de nuestra investigación compartida es el teólogo de la acción – el evangelizador que son todos nosotros y particularmente todos estos hermanos y hermanos que se encuentra en los lugares de misión desempeñado este ser desde una opción de vida y vocacional, el mediador que se encuentra en un contexto vital, en medio de la comunidad - protagonista de la producción teológica. De modo que inevitablemente esta en juego su responsabilidad intelectual asumida y adquirida a través de la formación que le brindo el instituto en su momento oportuno de su preparación (formación), cuyos rasgos correspondientes concuerdan con la teología racional, y llevan el camino hacia la teología de la racionalidad sistemática.

Así que gracias hasta el próximo compartir, buena aplicación de lo compartido.





1 Cfr. COMBLIN, Joseph. Hacia una teología de la acción: treinta años de investigaciones. Barcelona: Ed. Herder, 1964.

2 Entendemos evangelización en su integralidad como un quehacer, tanto pastoral como teológico, en el sentido teórico desde un contexto definido, de tal manera que por medio de la Palabra de Dios y la promoción humana se logra la misión –anuncio del Reino de Dios, deber de todo bautizado.

3 ELLACURIA, Ignacio. Hacia una fundamentación filosófica del método teológico Latinoamericano. San Salvador, El Salvador: ECA. 322-323, 1995. p. 419.

4 "Poned por obra la Palabra y no os contentéis sólo con oírla, engañándoos a vosotros mismos. Porque si alguno se contenta con oír la Palabra sin ponerla por obra, ése se parece al que contempla su imagen en un espejo: se contempla, pero, en yéndose, se olvida de cómo es. En cambio el que considera atentamente la Ley perfecta de la libertad y se mantiene firme, no como oyente olvidadizo, sino como cumplidor de ella, ése, practicándola, será feliz."

5 Cfr. OFWONO, Bernard Dennis. Teología de la acción centrada en una praxis humana. Bogotá: Pontificia Universidad Javeriana, Octubre, 2008, pp. 30 -32 (inédito).

6 En su sentido teórico, la pastoral es una ciencia teológica de la acción de la iglesia, que se dirige a la edificación del cuerpo místico, de modo que siendo ciencia se trata de una búsqueda de la verdad de grandes principios teológicos, y acción referente al salvador de la iglesia.

7 Sentido común, es la sabiduría popular que es el aprendizaje hecho en la vida misma para afrontar la vida con sensatez,;son los actos testimoniales de una experiencia trascendental; de hecho la primera expresión histórica verificable de la revelación, la significación común, se da después de un largo proceso de vida cotidiana en grupo donde los comportamientos se comunican o se testimonian mutuamente conformando un sentido común, una sensatez para la vida comunitaria con responsabilidad (Cfr. GUSTAVO Baena, SJ. Fenomenología de la revelación. En: Investigar en Teología. Colección Apuntes de Teología, Bogotá: PUJ, 2006. p.43)

8 Cfr OFWONO, Bernard D., Op. Cit. pp. 33- 34.





Diac. Bernard Dennis Ofwono, imc (CAFTI – Bogotá)
Ultima modifica il Giovedì, 05 Febbraio 2015 16:56

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