Lo vivido en el Sínodo para la Amazonía hunde sus raíces en el Concilio Vaticano II, en una voluntad de hacer realidad una Iglesia que escucha y discierne juntos. Quien dice eso es uno de los Presidentes Delegados de la asamblea sinodal, el cardenal Pedro Barreto. Como vicepresidente de la Red Eclesial Pan Amazónica – REPAM, el arzobispo de Huancayo, Perú, es uno de los grandes conocedores del proceso sinodal, en el que participaron oficialmente más de 87.000 mersonas.
El purpurado peruano señala que el Papa Francisco, “lo que quiere es impulsarnos a soñar, a soñar con una humanidad donde se respeten los derechos humanos de manera irrestrita, donde se respete también, no solamente la vida sino el entorno común, que es nuestro hogar”. Él insiste en “la interconexión entre el Documento Final y la exhortación Querida Amazonía, dentro del marco de la Laudato Si, y para nosotros, los católicos, desde Evangelii Gaudium”, un proceso que para alguien que la ha vivido desde dentro, le lleva a ver la exhortación como “un regalo muy grande de Dios, tenemos que seguir caminando”.