El Cura Brochero (José Gabriel Brochero)

Pubblicato in Missione Oggi

El Papa Francisco confirmó que el sacerdote argentino José Gabriel Brochero, más conocido como “el cura Brochero”, será canonizado el 16 de octubre en Roma, en el marco del jubileo extraordinario  de la misericordia.  Será el primer santo nacido y muerto  en Argentina.

Este acontecimiento, que nos llena de orgullo, nos  lleva a tomar conciencia que la santidad es la propuesta que Dios hace a todo hombre y mujer sin tener en cuenta la nacionalidad, si es del sur o del norte, si es blanco o negro, si es pobre o rico.  Se trata simplemente de vivir en plenitud, intensamente, una vida evangélica.   

A raíz de este acontecimiento descubrimos que también Argentina es tierra rica de santos y beatos. Antes que nada debemos recordar otro santo argentino. Se trata de Héctor Valdivieso Sáenz, un cura nacido en Argentina y fallecido en España en 1934. Pero no podemos olvidar a muchos hombres y mujeres, de corazón y vida  evangélica,  que a pesar de no haber sido proclamados santos oficialmente por la Iglesia están en camino a la canonización como la Beata Vicuña, Ceferino Namuncurá para nombrar los más conocidos. En estos días se habla  de Mamá Antula, una figura para conocer y profundizar. Una desconocida que sin embargo en su vida ha dejado unas huellas que todo cristiano debería conocer.  En total contamos 8 beatos, 6 venerables y 31 siervos de Dios.  

 

Deseo compartir algo de la vida de este santo sacerdote que para mí es también modelo de misionero.  Lo que he leído de su vida me lleva a pensar en la similitud de entrega de muchos de nuestros misioneros.  

 

El cura Brochero nació un 16 de marzo de 1840 en la villa de Santa Rosa del Río Primero. Después de haber sido ordenado sacerdote  en 1966, fue destinado en 1869 a la parroquia de San Pedro, en el departamento San Alberto, en las Sierras Grandes de Córdoba. 

Lo primero que aquel joven sacerdote, de apenas 29 años, hizo al llegar a la parroquia a la cual había sido destinado en el Valle de Traslasierra, del otro lado de las Altas Cumbres cordobesas, era constatar la marginación de los serranos y la postergación a causa de la ausencia de vías de comunicación con los centros de desarrollo. Recorriendo en su mula tan extensos territorios se daba cuenta de las enormes potencialidades de las riquezas naturales de esos pueblos. Aunque, por sobre todo descubría y valoraba a la gente, contribuyendo a que ellos mismos fuesen gestores de su dignificación y progreso social.

Para eso los organizaba, tanto para la catequesis, las comisiones pro-templo, o la participación de las mujeres, como así también para obras de infraestructura que acabasen con la incomunicación. Llegando incluso hasta proyectar el sueño de un ferrocarril, como vehículo fundamental para la unión de los territorios y la comercialización de los productos de la región.

 

Llama mucho la atención y personalmente me entusiasma la figura del Cura Brochero, definido como el buen pastor “con olor a ovejas” , diría Papa Francisco, que anunció el Evangelio manifestando con su vida el amor de Jesucristo para todos y de manera especial para los más marginados. Sacerdote como Dios quiere y el pueblo necesita. Es  figura de sacerdote con alma misionera y que puede hacer mucho bien a todos nosotros. 

 

Fue una vida plena de solidaridad hacia todos. Entregó su vida, interesado solo en el  bienestar moral y material de su gente.  No tuvo otro propósito que cumplir la misión recibida, como Jesús cumplió la encomendada por su Padre.

 

Monseñor Castagna se detiene también en la santidad del sacerdote cordobés. Sostiene que “su vida sacerdotal es el crecimiento, hasta la heroicidad” del consentimiento inicial dado a Dios en la ordenación. “Sin elucubraciones piadosas amaneradas se mantiene fiel a lo aprendido: amor a la Eucaristía y a la Virgen, rezo piadoso del Breviario y atención a la salud espiritual de su pueblo. Todo lo hace como naturalmente. No se le ocurre proponerse como modelo a nadie, hace lo que debe, interiormente animado por el amor a Cristo y a su gente. Brochero es un amigo de Dios que, por serlo, no puede dejar de ser amigo de los hombres. Su modelo es Jesús, que desborda su amor al Padre en su amor a los más desamados, hasta la Cruz. El Evangelio que medita y predica es la fuente innegable de la dignidad de sus feligreses, humildes serranos, que él defiende contra viento y marea. Su fidelidad a Cristo se traduce en fidelidad a la Iglesia. Su celo pastoral no tiene fronteras, por ello se atreve a todo y reduce a nada las dificultades que se interponen en su proyecto misionero”.

 

Sus obras fueron muchísimas.  En nuestro lenguaje diríamos que padeció de la enfermedad del ladrillo. Pero me parece que en este caso sería un juicio superficial e injusto y que no tienen en cuenta la realidad en la que estaba insertado. Tres escuelas, sin contar el Colegio de las Hermanas Esclavas; un molino harinero para moler el trigo; el templo de San Pedro, más cinco capillas. Trazó 66 caminos vecinales y abrió acequias para el regadío (lo que le costó enfrentamientos con terratenientes de la zona). Construyó además la enorme casa de ejercicios espirituales de El Tránsito en la que reunía tandas de 900 personas para hacer ejercicios ignacianos: silencio, oración, penitencia. Construyó casas y ranchos para familias con enfermos para evitar el contagio y atendió a su enorme parroquia, de 120 kilómetros de norte a sur por otros tanto de este a oeste.

Desde el compromiso evangélico trabajó para que hubieran caminos, rutas, trenes.

Hay mucho para profundizar en la vida de este hombre de Dios.

Tuvo en cuenta que la transformación de la sociedad y el progreso aun material están unidos al progreso espiritual. Es un ejemplo de  pastor y misionero porque hizo una síntesis de su amor a Dios y de su compromiso por el crecimiento de la dignidad de su gente. La perfecta síntesis.  Parece leer en su obra nuestro propio proyecto de vida y misión: elevación del ambiente con la promoción humana y la evangelización. Para que sus serranos pudieran crecer mejor como personas, cultural y también socialmente no disoció su trabajo sino que supo partir siempre desde Dios. Porque Brochero tuvo pasión por acercar a su gente a Jesús. Esa es la causa de sus Ejercicios espirituales, de su predicación, de su pasión por vivir la Gracia de Dios, de su ser puente para que el hombre se encontrara con Jesús.

 

Ejercicios espirituales ignacianos.

 El que atrae su particular empeño es el método ignaciano de los Ejercicios Espirituales. Los populariza y se vuelven  una extraordinaria herramienta espiritual. ¿A quién podría ocurrírsele que el mejor medio de convertir aquellos hombres y mujeres de las sierras, rústicos, recelosos, y a menudo analfabetos, fuesen los Ejercicios de San Ignacio?

 

Este recurso, que comienza con un encierro de ocho o nueve días para realizar severa penitencia Brochero lo implantó desde 1878 en el Tránsito, en un pueblito  y en una región que no se comunicaba con el resto del mundo sino por dificilísimos caminos de herradura.

CARAVANAS DE EJERCITANTES. La proposición ahora nos parecerá inconcebible. ¿Cómo abandonar ocupaciones, hogares, familias; transponer treinta leguas de cordillera, en pleno invierno, cruzar desiertos o páramos nevados, en que ni los pumas ni las águilas encuentran su alimento? Y la invitación se hacía a todos, hombres y mujeres, y el joven sacerdote se comprometía a guiarlos él mismo, montado en su mula, como un San Bernardo, predicador y guía de esta rara cruzada. 

Tiene fe ciega en los prodigiosos resultados de los Ejercicios Espirituales. Desde los tiempos en que era seminarista los conoce por experiencia propia, y ahora que es cura de almas, son su permanente obsesión.

Dos veces cada año condujo numerosísimos grupos de jinetes, hombres y mujeres, por arriba de la Pampa de Achala, nevada con frecuencia, pues era en los meses de julio a agosto. Marchaban lentamente, por caminos de cabras, el día entero, y de noche acampaban al raso, bajo la palpitante y helada luz de las estrellas, alrededor de hogueritas menguadas, porque la leña escasea mucho en la región.          

Cantan que cuando  el mismo quiso poner la  primera piedra de la construcción de la casa de Ejercicios en el Transito  y previendo la oposición del infierno contra el edificio del que esperaba tantos frutos, la arrojó con brío, como si con ella aplastase la cabeza de una serpiente, y exclamó: “¡Te fregaste, diablo!”

Cien mil ejercitantes en sesenta años. La inauguró en el invierno de 1878 y tuvo que dividir a los ejercitantes en cinco tandas, pues pasaron de 3.000. Al año siguiente fueron ocho tandas, con más de 4.000.

Ya han transcurrido muchos años y todavía funciona aquel prodigioso mecanismo en el caserón primitivo, harto destartalado ya. No menos de 100.000 personas han “tomado” (como allí dicen) los Ejercicios Espirituales más severos que puedan imaginarse, en esa aldehuela de escasísima población. Nada más pintoresco, y a las veces nada más extravagante, que los medios de que se valió el cura de San Alberto para propagarlos.

SANTAS RECOMENDACIONES. El último día de los ejercicios el cura los despedía con una carne con cuero y un sermoncito: “Bueno; vayan no más, y guárdense de ofender a Dios volviendo a las andadas. Ya el cura ha hecho lo que estaba de su parte para que se salven, si quieren. Pero si alguno se empeña en condenarse, que se lo lleven mil diablos…”

 

Brochero, este “Cura Gaucho”, murió pobre el 26 de enero de 1914, rodeado de sus fieles, enfermo por la lepra que había contraído en el ejercicio de su ministerio y ciego, pero con una resignación conmovedora.

Su testamento . Que me hagan un cajón con madera de pino, como para que el carpintero se gane unos panes” (...) “que vendan el cáliz, el copón… y una vez reducidos a plata se lo den a los pobres para que un día siquiera puedan gastar a su albedrío, y ojalá les tocase de a cien pesos”. Lo mismo hagan con los libros: “El valor de algunos que vendan lo den a los pobres, en mi nombre, o sea por mi alma”.

Palabras que el Cura Brochero (1840-1914) ponía en su Testamento, como la última voluntad y al mismo tiempo, como la síntesis exacta de toda una vida al servicio de los pobres, anunciando el Evangelio de Jesús.

No estamos hablando de un mártir, en el sentido de aquellos a quienes les quitaron la vida por la causa del Reino de Dios. Pero sí estamos hablando de alguien cuya entrega fue sin reservas, dando vida -y dando la propia vida- a cada instante, paso a paso y hasta el último aliento.

 

Él no fue un cristiano triste. Sabía de la alegría que da Jesús y la quería contagiar. Por eso al visitar a la gente en sus casas, les decía: “Aquí vengo a darles música”. La música de saberse amados por Dios. Hoy la alegría del cielo que nos transmite la beatificación del Padre Brochero, le permite multiplicar sus brazos, sus pies, su corazón, a través de cada uno de nosotros, y nos invita a ser discípulos misioneros de Jesucristo: “Si en mi corazón no llevo la caridad, ni a cristiano llego”, decía él.

Brochero nos anima a salir a las fronteras, “de tal manera que la unción llegue a todos, también a las «periferias», allí donde nuestro pueblo fiel más lo espera y valora”. A ir hacia los que no conocen el amor de Dios porque no se les ha anunciado o porque la cruda realidad que les toca vivir les habla de que Dios pareciera estar ausente de sus vidas. Nos invita a compartir con ellos que Dios los ama.

 

“GAUCHO SECO” CONVERSION DE UN BANDOLERO

Había en las Sierras Grandes, allá por 1887, un gaucho malo, jefe de bandoleros, famoso por sus robos y crímenes. El señor Brochero se empeñó en hacerle “tomar” los Ejercicios al “Gaucho Seco”, y fue a buscarlo en su escondrijo como quien busca a un puma en su cubil.

      De entrada, no más, le dijo que iba a curarle la lepra de que estaba cubierta su alma. El Gaucho Seco oyó estupefacto semejantes palabras y tuvo curiosidad de asistir a unas ceremonias tan extrañas, de que hacía diez años se hablaba tanto en el país.

Una mañana del frío mes de agosto llegó al Tránsito, montado en una mula zaina, guiado por el cura, que montaba su invariable mula malacara, y seguido a cierta distancia por otros dos jinetes que le guardaban las espaldas.  – Vamos a ver – dijo el Gaucho Seco, apeándose a la puerta de la Casa de Ejercicios – cómo se me va a curar la lepra del alma. Desensilló, entregó la mula a su lugarteniente, y llevando en sus brazos el apero que sería su cama durante ocho días, siguió a Brochero, que le hizo cruzar dos patios y palmeándole la espalda le indicó una habitación, donde dormiría con una veintena de hombres de su laya.

Más de setecientos paisanos habían llegado ya para esa tanda. Todos miraban, no sin recelo al Gaucho Seco, que pasaba arrogante entre ellos, haciendo sonar sus espuelas y arrastrando la cincha de su silla de montar, cubierta por ricos pellones. Sólo se oía el ruido de aquellos pasos y de aquellas espuelas. Un silencio imponente dominaba a la extrañísima reunión. – ¡Vamos a ver el milagro! – dijo para sí con sorna, arrojando sobre la tierra empedernida el copioso apero. Sonó entretanto una campanita agitada por la mano de un viejo; y todos silenciosamente lo siguieron sin saber a dónde, y el “Gaucho Seco” detrás de ellos. Entraron en la capilla, que se hallaba a oscuras, no obstante ser de día, alumbrada escasamente por algunas velas de sebo y la mariposilla del Sagrario. Un sacerdote de negra sotana empezó a hablarles. Nadie más que él hablaba. El silencio era absoluto y comprimía hasta el latido de las sienes.

Del patio llegaba un olor a carne asada. El señor Brochero les preparaba el primer almuerzo en fogatas al aire libre. Terminó la plática y hubo rezos y cánticos. El Gaucho Seco asistió sin aburrirse, pero sin comprender ni los cantos, ni los rezos, ni las pláticas. Sonó otra vez la campana y salieron a almorzar. Siempre el mismo silencio impresionante. A lo sumo, el ruido de un cuchillo, uno de esos largos y filosos cuchillos de los gauchos, que cortaba un hueso. Después cebaron mate, alrededor de anafes de barro cocido, en que se iban durmiendo rojas brasas de algarrobo. El Gaucho Seco, vencido por las ganas de tomar mate, se allegó a un grupo y aceptó que lo convidaran, sin atreverse a pronunciar una palabra, tan plúmbeo e imperioso era el callar de la muchedumbre.

De nuevo la campana, y el moverse en filas de la concurrencia, y el acudir a la capilla, y de nuevo la plática y los rezos y los cantos. Después, de nuevo a sus piezas, desnudas y frías, donde calentaron los estómagos vacíos con algunos mates, y se acostaron vestidos sobre sus aperos, en la tierra, pues, no había camas, ni las necesitaban personajes como ellos. Al alba, otra vez la campana, las mismas distribuciones y el mismo silencio.

Más que las pláticas de los dos jesuitas que sucesivamente les hablaban, llamaban la atención del “Gaucho Seco” las coplas que se cantaban, y cuyo trascendental sentido había comenzado a percibir: Perdón, ya mi alma / Sus culpas confiesa; / Mil veces me pesa / De tanta maldad. / Perdón, oh, Dios mío / Perdón y piedad…

¿Era, pues, cierto, era posible que Dios lo perdonase a él? ¿Era, pues, verdad que otros muchos, tan cargados como él de crímenes, habían encontrado misericordia al pie del Crucifijo?

Al tercer día el Gaucho Seco se azotó con furia los recios lomos y al sexto día se arrodilló sollozando a los pies de un misionero, que lo envolvió en el poncho de lana para que otros no lo viesen llorar.  – ¡Cayeron, mi curita, las escamas de la lepra! Hoy es el día de mi nacimiento -.

Al otro año el Gaucho Seco volvió a los Ejercicios trayendo a catorce paisanos más que querían también hacer el maravilloso experimento de nacer de nuevo.

 

 

Oración: Señor, de quien procede todo don perfecto: Tu dispusiste que JOSE GABRIEL DEL ROSARIO fuese pastor y guía de una porción de tu iglesia y lo esclareciste por su celo misionero, su predicación evangélica y una vida pobre y entregada: te suplicamos que completes tu oba, glorificando a tu Siervo con la corona de los Santos. Por Jesucristo nuestro Señor, Amén.

 

 

 

 

Ultima modifica il Lunedì, 08 Agosto 2016 14:04
Altro in questa categoria: Maria Assunta in cielo »

Gli ultimi articoli

Missionari laici della Consolata in Venezuela

16-07-2024 Missione Oggi

Missionari laici della Consolata in Venezuela

Prima di tutto vogliamo essere grati a Dio, alla Chiesa e ai Missionari della Consolata; la gratitudine è la nostra...

Mozambico. Non è mediatica, ma è una guerra

16-07-2024 Notizie

Mozambico. Non è mediatica, ma è una guerra

Una regione del Paese africano alla mercé della guerriglia islamista C’era ottimismo a Maputo, la capitale mozambicana. La guerriglia a Cabo...

Giustizia Riparativa e la “pedagogia allamana”

15-07-2024 Missione Oggi

Giustizia Riparativa e la “pedagogia allamana”

La Corte di Giustizia dello Stato del Paraná (Brasile) ha tenuto dal 3 al 5 luglio l'incontro sulla Giustizia Riparativa...

Perù: prima assemblea dei popoli nativi

14-07-2024 Missione Oggi

Perù: prima assemblea dei popoli nativi

I rappresentanti dei popoli nativi dell'Amazzonia peruviana, insieme ai missionari, si sono riuniti nella Prima Assemblea dei Popoli Nativi, che...

Padre James Lengarin festeggia 25 anni di sacerdozio

13-07-2024 Notizie

Padre James Lengarin festeggia 25 anni di sacerdozio

La comunità di Casa Generalizia a Roma festeggerà, il 18 luglio 2024, il 25° anniversario di ordinazione sacerdotale di padre...

Nei panni di Padre Giuseppe Allamano

13-07-2024 Allamano sarà Santo

Nei panni di Padre Giuseppe Allamano

L'11 maggio 1925 padre Giuseppe Allamano scrisse una lettera ai suoi missionari che erano sparsi in diverse missioni. A quel...

Un pellegrinaggio nel cuore del Beato Giuseppe Allamano

11-07-2024 Allamano sarà Santo

Un pellegrinaggio nel cuore del Beato Giuseppe Allamano

In una edizione speciale interamente dedicata alla figura di Giuseppe Allamano, la rivista “Dimensión Misionera” curata della Regione Colombia, esplora...

XV Domenica del TO / B - “Gesù chiamò a sé i Dodici e prese a mandarli a due a due"

10-07-2024 Domenica Missionaria

XV Domenica del TO / B - “Gesù chiamò a sé i Dodici e prese a mandarli a due a due"

Am 7, 12-15; Sal 84; Ef 1, 3-14; Mc 6, 7-13 La prima Lettura e il Vangelo sottolineano che la chiamata...

"Camminatori di consolazione e di speranza"

10-07-2024 I missionari dicono

"Camminatori di consolazione e di speranza"

I missionari della Consolata che operano in Venezuela si sono radunati per la loro IX Conferenza con il motto "Camminatori...

onlus

onlus