La Virgen comparte a Jesús con los otros
Oración inicial:
Madrecita del cielo: Madre de Dios y Madre mía.
¡Cómo me gusta llamarte así!
Como llamo a mi mamá todos los días.
Con la misma sencillez,
Con la misma seguridad,
Con el mismo cariño.
¡Qué lindas las palabras de Jesús cuando te dijo:
“Aquí tienes a tu hijo”!
Ese hijo era Juan, el amigo predilecto, y era también yo.
Y todos los hombres del mundo.
¡Qué lástima que muchos no lo saben!
Y qué pena que a veces olvidamos lo que Jesús nos dijo:
¡”Aquí tienes a tu Madre”!
Hoy te rezo con más confianza que nunca.
Quiero agradecerte que seas mi madre,
Que me acompañes y cuides, que me sostengas y formes.
¡Ya sabes cómo te necesito!
Me siento a veces tan pobre que sólo la seguridad de tu cariño me tranquiliza.
¡No me dejes Madre mía!
También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios». María dijo entonces: «Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho».Y el Ángel se alejó.(Lc. 1,36-38)
María se pone totalmente al servicio de la persona y de la obra de su Hijo. En ella admiramos también la confianza de Dios en su criatura. También el cristiano comprometido se pone a disposición de Cristo, de la Iglesia y al servicio de los valores del Reino. Favorece su crecimiento, desterrando todo protagonismo o forma de paternalismo, que retarda el crecimiento de la comunidad cristiana y el desarrollo de los pueblos. Para hacer esto es necesario compartir la estima de José Allamano por las capacidades de las personas con las cuales trabaja, su comprensión de las inevitables debilidades y de la diversidad humana.
Para nosotros la Virgen es la Consolata. Y la Consolata es misionera. “Debemos imitarla y consolarla haciéndola amar por muchas almas que todavía no la conocen”, decía el P. José Allamano. El nombre de la Consolata ha sido llevado muy lejos por sus misioneros y misioneras a lo largo de la historia.
El testimonio mariano que, sobre todo, queremos dar es dedicarnos a la misión con las actitudes marianas.
Propósito: Pidamos que aprendamos a difundir a Jesús en nuestro propio ambiente.
Oración
Consolata, Madre del Señor, elevamos a Ti una oración: intercede por América Latina, por sus pueblos, tus hijos oprimidos; en las guerras, violencias y rencor. Te pedimos: ¡consuela su dolor!
Hoy venimos con mucha confianza, a pedirte que des consolación, a quien sufre por tantas injusticias, a quien llora por hambre y sin hogar.
Somos muchos los empobrecidos, los nativos, los afroamericanos, campesinos y otros trabajadores que pedimos justicia y libertad.
¡Cuantas luchas y odios violentos ensangrando la tierra por doquier! Tu evangelio, Señor, es la respuesta para un mundo más justo y en paz.
Es Jesús, verdadero consuelo, que Tú indicas, oh Madre del amor: Él es vida, camino y esperanza, de un futuro en la fraternidad.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
Nuestra Sra. de la Consolata Ruega por nosotros
Beato José Allamano Ruega por nosotros