La cadena de radio COPE pertenece en un 50% al Episcopado, un 20% está en manos de congregaciones religiosas y el 30% repartido entre diversos grupos y personas.
Hasta finales de julio, los religiosos españoles, a través de la CONFER (Conferencia Española de Religiosos) tenía un pequeño espacio para hacer oír su voz, ahora ha sido silenciado.
“El espejo de la Vida Religiosa”, que emitía cada jueves la cadena COPE en colaboración con la Conferencia Española de Religiosos (CONFER), cumplió el 30 de julio a su último programa.
La cadena COPE comunicó, a principios del mes de julio al Presidente de los religiosos españoles, el mercedario Alejandro Fernández Barrajón, que la reestructuración de la programación socio-religiosa de la cadena afectará tanto al formato de los programas “Espejo”, que se emitían cada tarde a lo largo de la semana, como a sus contenidos.
Durante casi siete años y más de 300 programas, los religiosos Luis Esteban Larra, Franciscano Conventual, e Isidro Hernández, Trinitario y director del Departamento de Medios de Comunicación Social de la CONFER , y la colaboración de las periodistas Susana de Torres, Sonia Murciego y Raquel Teresa han sido la voz de la Vida Religiosa española en las tardes de los jueves. “Toda una experiencia de comunicación de la vida religiosa, que ha contado con una amplia aceptación en distintos sectores, de modo particular en religiosas y religiosos mayores”, comenta Isidro Hernández.
“El espejo de la vida religiosa” constituía el único punto de referencia informativa en un medio de comunicación generalista de la vida consagrada en España. La desaparición de este espacio ha sido calificada de “lamentable”
Último programa
El último programa, estuvo dedicado a la presencia de los jesuitas en China, en el que fue entrevistado el P. Alberto Núñez, director de la revista Infochina y profesor en la universidad de Deusto. Asimismo, Isidro Hernández, dedicó su comentario habitual, sobre la sabiduría e imaginación profética que caracteriza a la vida religiosa en la Iglesia.
Éste era el último comentario de Isidro Hernández:
“Sabiduría e imaginación profética es uno de los rasgos de la vida consagrada en nuestro tiempo. Según el claretiano José Cristo Rey García Paredes, se advierte cada vez más la añoranza de hombres y mujeres "sabios" capaces de orientar a la humanidad en momentos de confusión, caos y cambio. La sabiduría es un don que nos concede la presencia dinámica y acogida de Dios en nosotros. A través del don de sabiduría, el Espíritu Santo unifica nuestros conocimientos, sentimientos, experiencias y vivencias. La sabiduría profética es un don necesario para superar las visiones fundamentalistas, los dogmatismos, las actitudes condenatorias ante "lo diverso". El don de la sabiduría ve alternativas, allí donde al parecer se entra en callejones sin salida, descubre la vida donde prevalece la muerte.
La vida consagrada tiene una larga historia y es como una "anciana" que ha ido acumulando a lo largo de los siglos mucha sabiduría. Gracias al Espíritu Santo la vieja sabiduría no cesa de rejuvenecerse y mostrarse de formas nuevas. Las Iglesias particulares no deberían despreciar esta sabiduría que les es concedida a través de la vida consagrada. La vida consagrada no debería renunciar a mostrar su sabiduría y clamar contra tantas formas insulsas de gobierno, de liturgia, de pastoral. Algunos nuevos movimientos podrán tener mucho dinamismo, pero les falta -frecuentemente- el don de la sabiduría. Sus "fundamentalismos" les hacen fijar la atención en elementos secundarios como expresión de identidad.
Estamos en un tiempo en que la vida consagrada puede potenciar el ala profética de la Iglesia, precisamente en el ámbito de la sabiduría. El hecho de que en las antiguas Iglesias también la vida consagrada esté envejeciendo es una oportunidad para que demuestre su capacidad profética, creando espacios en los cuales pueda compartir con el pueblo de Dios, con la sociedad, la sabiduría concedida y cultivada.
Es propio de la profecía atreverse a navegar contracorriente en la marea de la linealidad y los convencionalismos. El ministerio profético que hoy necesitamos ha de surgir como una nueva conciencia no lineal, integradora, relacional. Por eso, es una profecía cultural y transcultural, religiosa y transreligiosa, cristiana y transcristiana.
Potenciar el ala profética de la Iglesia no supone, en manera alguna, creernos superiores, absolutamente diferentes, únicos. En cuanto comunidades, sólo deseamos estar allí donde alienta el espíritu profético y convertirnos en humildes colaboradores de él, desde nuestra peculiar inspiración carismática. Si resultamos incómodos, si no creen en nosotros, si no nos valoran, no importa. Lo importante es que seamos auténticos, aunque no seamos perfectos. La Iglesia necesita nuestra profecía, aunque algunas personas, en ella, la quieran bloquear”.
Postura de la CONFER
Tras la decisión de la COPE de “suprimir unilateralmente” el espacio radiofónico “El Espejo de la vida religiosa”, el presidente de la CONFER, Alejandro Fernández Barrajón, afirma –según recoge el último número de la revista Vida Nueva–, que “la COPE es, desde hoy, menos de los religiosos y presiento que los religiosos serán, desde hoy, menos de la COPE. Con esta decisión no gana nadie y, sin duda, pierde la COPE”.
Éste es el Texto completo de Alejandro Fernández Barrajón, presidente de CONFER
“Cada vez que se acalla una voz en las filas creyentes, la afonía de la Iglesia se hace más manifiesta en el conjunto de la sociedad. La COPE ha decidido suprimir unilateralmente el espacio llamado “El espejo de la vida religiosa” con el argumento de una nueva programación. Lo respetamos, pero no podemos entenderlo.
Era el único programa donde la vida religiosa española podía expresarse. Es una decisión que empobrece la necesaria pluralidad eclesial y priva de una voz necesaria a un colectivo eclesial, los consagrados, que se destaca en la sociedad española por una presencia muy arraigada entre los colectivos más marginados de la sociedad y que regala a la Iglesia un nutrido grupo de misioneros españoles, unos 13.000, de los que la Iglesia se siente especialmente orgullosa, como nos lo han señalado en Roma, en nuestra visita a la Congregación para la Evangelización de los Pueblos. ¿No era posible en la nueva programación de la COPE un espacio propio para la vida religiosa española? ¿Por qué?
Resulta difícil entender por qué se silencia esta voz necesaria. Cuando hablamos de consagrados hablamos de ancianos y minusválidos, de transeúntes y enfermos, de inmigrantes y estudiantes. Por una parte se nos pide una presencia más encarnada en medio de estas realidades de marginación y por otra parte se nos silencia.
Porque la voz de la vida consagrada no quiere serlo para el protagonismo de sí misma, sino de sus carismas y sus apuestas. El Papa Juan Pablo II, en Vita Consecrata nos decía: “Las personas consagradas han sabido servir a la evangelización con todos los medios, afrontando con genialidad los obstáculos, también están hoy llamadas nuevamente por la exigencia de testimoniar el Evangelio a través de los medios de comunicación social”. La cadena COPE nos relega al olvido. ¿Cómo llevar a cabo esta tarea que el Papa nos encomienda sin el apoyo de los medios de la propia Iglesia?
La COPE es, desde hoy, menos de los religiosos y presiento que los religiosos serán, desde hoy, menos de la COPE. Con esta decisión no gana nadie y, sin duda, pierde la COPE. Al menos se ausenta de ella una voz equilibrada y moderada, una voz profética y encarnada, una voz singular y única. Nos consta que eran muchos los consagrados y consagradas, sobre todo mayores, que seguían fielmente “El espejo de la vida religiosa” que se emitía durante unos minutos cada jueves. Y pensando en ellos, sobre todo, hemos calificado esta decisión de “lamentable”.
CONFER, en su servicio de animación a la vida religiosa española seguirá su tarea con renovado entusiasmo, con micrófono y sin él. Nuestra casa es siempre una casa de puertas abiertas a los medios y a la calle. Allí nos encontrarán disponibles todos los que nos busquen. Somos conscientes de que nuestra vocación de consagrados es un don precioso del Espíritu a su Iglesia, como repiten una y otra vez nuestros pastores, y por ello no cejaremos en nuestro empeño de vivir para la comunión desde la especificidad de nuestra consagración. Si podemos decirlo a través de las ondas lo diremos; y si no, también”.