Miles de niños son
víctimas diarias del hambre, de la desnutrición, de enfermedades curables o previsibles, de la
esclavitud laboral o sexual, de la utilización de los niños-soldados en numerosos conflictos… En
la forma de afrontar la realidad, la vida cotidiana de la infancia nos estamos jugando nuestro propio futuro. Con
frecuencia, desde las páginas de ANTENA MISIONERA, nos hemos hecho eco de los problemas que afectan a los
niños. También somos conscientes de que a veces se abusa de las imágenes del sufrimiento
infantil como “reclamo sentimental” para una ayuda que en realidad no afronta los problemas de
fondo.
Personas con derechos
Necesitamos ir más allá de la compasión ocasional. El 20 de noviembre de 1959, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamaba la “Declaración de los Derechos del Niño”. Supuestamente tendría que haber sido suficiente la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Pero de hecho, en muchos lugares, el niño no es jurídicamente considerado “persona”, y en muchos más no es tratado en la práctica como persona portadora de derechos. Son aún muchos los países que no han asumido en su legislación la Declaración de los Derechos del Niño. Por ello, el trabajo a favor de la infancia no puede quedarse a nivel de compasión, se trata de una cuestión de justicia. Es la lucha para que sean reconocidos y respetados sus derechos. Nos gustaría que también a nivel de Iglesia, donde tanto se defiende al niño “antes de nacer”, se pusiera el mismo énfasis y esfuerzo por los derechos del niño ya nacido. A lo largo de este año os proponemos, cada mes, una frase de esa Declaración de las Naciones Unidas, que en su preámbulo afirma “la humanidad debe al niño lo mejor que puede darle”.
La otra cara de la infancia
De una u otra manera, todos los misioneros hemos sufrido como nuestro, el sufrimiento de los niños. Pero también todos guardamos, en la parte más sana de nuestra memoria, la imagen de niños sonrientes y que expresan una “extraña” felicidad en medio de la pobreza extrema, del hambre o de la enfermedad. Es una experiencia difícil de explicar. Va más allá de nuestra capacidad de comprensión.
Sin embargo es esa experiencia la que nos permite descubrir otra cara de la infancia, la que nos permite mantener viva la esperanza, la que nos hace pensar que la lucha por sus derechos no es una lucha perdida, que su capacidad de alegría puede vencer a las injusticias de las que son objeto de forma sistemática. Esa sonrisa, que no es fruto de una alegría fácil, es la que hemos querido recoger y ofreceros en las fotografías de cada mes de este calendario. Nos gustaría que a lo largo del año pudierais leer esas caras, escuchar esas miradas… y que todo eso resonara en nuestro interior. Ello nos ayudaría a todos a trabajar desde la esperanza por la defensa de los derechos de la infancia y, de paso, nos haría un poco más humanos.
Publicado el 01 de noviembre de 2007 – Antena Misionera