Hermana Isabel (H.I.): En la India tenemos grandes dificultades para obtener el Visado y permanecer en el país. No interesa que los misioneros estemos allí. Por el momento tenemos que permanecer como “turistas”, no podemos decir en ningún lugar que somos misioneros. Así que he vuelto para renovar mi visado como “turista”.
Antena Misionera (A.M.): Por lo que sabemos, no tuviste un viaje “normal”…
H.I.: Sí fue un viaje triste ya que venía con nosotros el cadáver de una religiosa que fue maltratada, violada y finalmente asesinada de manera violenta. Fue algo muy difícil, ya que la religiosa que venía con el cadáver, de su misma congregación, fue golpeada también porque ñlas autoridades no quería que el cadáver fuera sacado de la India; no querían que nadie se diera cuenta de que ellos habían hecho aquello.
A nosotras no nos permitieron traer el equipaje. Solamente nos permitieron traer la cartera en la mano. El poco dinero que traíamos nos lo quitaron.
A.M.: Al mismo tiempo que viajabas desde la India, tuvimos noticia de una religiosa que fue violada, y luego habló en público denunciando la situación. En estos días hemos tenido también noticias de un sacerdote jesuita que ha muerto después de dos meses de estar en coma…
H.I.: Nosotras realmente en la India no tenemos muchas noticias. Allí está prohibido dar a conocer la situación para que la gente no se entere de lo que está pasando. Los medios de comunicación están silenciados. En los pocos días que llevo en España me enterado de más casos de persecución y asesinato de misioneros y misioneras que en los seis meses que he estado allí. Aquí me estoy enterando de que es raro el día en que no hay algún muerto por causa de la persecución religiosa.
A.M.: La prensa comentaba en estos días que la persecución no era solamente contra los cristianos, sino también contra los musulmanes, y que la reacción por parte de unos y otros era distinta: los musulmanes reaccionan con violencia, y los cristianos poniendo la otra mejilla y con una actitud más pacífica…
H.I.: Es una reacción bonita y de justicia, y de conocimiento de Jesucristo; la gente sabe que nosotros no andamos buscando nada que no sea Reino. Tenemos que demostrar que seguimos a Jesucristo.
Asumimos el proyecto del Reino con todas sus consecuencias, aún sabiendo que esa violencia se puede volver contra nosotros. ¿Perder la vida? Ya hay otros que la han perdido por nosotros. Lo importante es que nosotros seguimos el camino de servicio de Jesús.
A.M.: La India es uno de los países emergentes que, por una parte está creciendo mucho y por otra mantiene situaciones extremas de pobreza. En tu opinión cuál sería el mensaje fundamental desde la Iglesia y el evangelio, hacia el pueblo de la India…
H.I.: Primeramente hay que decir que en la India hay dos clases: la muy alta, y luego no hay una media o baja, sino que se pasa directamente a la muy baja. El que es rico, tiene que morir rico, y el que es pobre, muere pobre. No dan posibilidad para que la gente pobre pueda superarse.
Ése es uno de los grandes miedos que tiene el gobierno, que la Iglesia influya en esa gente, que los ayude a promocionarse. Entiendo que la Iglesia debería ir más allí y cooperar más con la India. Una de las cosas que yo creo que deberíamos potenciar es el centro de capacitación para la juventud y para la mujer.
La mujer no vale allí. Solamente vale para cocinar y para la casa, no vale como persona. No tiene ningún tipo de promoción. Nosotras además allí como he comentado no podemos considerarnos misioneros, somos turistas.
Pero da igual con el nombre que estemos, lo importante es empezar el trabajo. Necesitamos realmente que el pueblo nos apoye, necesitamos el clamor del pueblo.
A.M.: Los pobres no reaccionan frente a su situación…
H.I.: Yo antes estuve trabajando en América Latina, en Panamá, con los indígenas. Los indígenas son todavía más pasivos, más tranquilos.
Pero en Panamá, y en América latina, el pobre conoce su situación y por eso quiere liberarse, lucha por liberarse. Mientras que el pobre de la India tiene la concepción de que tiene que morir así. En la India el pueblo nunca se va a levantar contra la pobreza. En América Latina si tienen que decir algo, te lo van a decir, sea a quien sea. En la India es un pueblo que está en silencio, o silenciado. En India si las cosas son así, son así y se acabó. Ellos están totalmente convencidos de que tiene que ser así. No tienen oportunidad de aprender otra cosa.
Les han formado en una mentalidad fatalista, les han convencido de que nada puede cambiar… y eso se lo han metido tan adentro que va costar mucho cambiar esa mentalidad.
A.M.: Y la postura “oficial” de la Iglesia en la India acompaña este proceso de cambio o también calla…
H.I.: Lo primero que hay que tener en cuenta es que el número de cristianos representa una minoría. Solamente el 5,6% son cristianos y el 2,6% son católicos. Eso en una población de más de 1.100 millones de habitantes y más de 100 lenguas distintas. Por no hablar de las inmensas distancias. Al gobierno no le interesa que la gente del pueblo tenga conciencia de su situación y de que ésta se puede cambiar. Lo que pretenden es que la gente siga con los ojos cerrados y que vayan donde ellos quieren. Saben que los cristianos van a abrir los ojos a la gente y la persecución es la consecuencia lógica.
Una de las cosas que más me ha impresionado es que no hay prácticamente distinción entre las distintas confesiones cristianas. No importa de la religión que se sea, en tanto que profese el nombre de Jesucristo, y son tratados igual. La gente que trabaja conjuntamente en los centros católicos, son de cualquier tipo, incluso también musulmanes. Lo realmente importante es que trabajen por la dignidad de las personas, a mí eso me ha llamado la atención. Es fundamental trabajar unidos.
En cuanto a la jerarquía, hay muchos obispos que están en una línea evangélica, y están preocupados; pero hay otros cuya actitud es de pasividad. También pasa lo mismo con la vida consagrada. Además allí la gente como no han salido, no conocen otro mundo, y están convencidos de que si son pobres, serán pobres, y tienen que vivir aplastados, y esto ocurre también entre muchos obispos. Por eso creo que es importante una formación llevada a cabo por alguien que venga de afuera, que haya vivido otra experiencia.
A.M.: Me imagino que eso supone un conflicto interno para los misioneros…
H.I.: El misionero es alguien que ha conocido al Jesucristo de los pobres. Para la mayoría de nuestra gente el entrar en contacto con los misioneros es, con frecuencia, la mejor noticia que han tenido dada su situació:, el tener la oportunidad de conocer a gente que se acerque a ellos, siendo tan pobres como son. Yo pienso que es un signo de esperanza, ir ayudando a la transformación, al cambio, pero es un proceso. El cambio será largo porque el cambio que significa el Reino, empieza desde los pobres, no desde los poderosos.
A.M.: Como misionera y como persona qué te aporta o en qué te cambia la situación que vives en la India…
H.I.: Me ayuda a crecer en humildad. Se siente la impotencia de ver las necesidades y no poder responder, eso te hace acercarte a la experiencia de Jesucristo. Muchas veces me pregunto ¿qué puedo hacer? Hay algo de lo que estoy convencida: que en la unidad está la fuerza, sola no puedo. Y también que la voz de la justicia nunca puede callar por miedo.
A medida que íbamos hablando la voz de la Hermana Isabel se iba haciendo más fuerte y hablaba más rápido. Prácticamente no nos dejó terminar de formularle ni una pregunta completa. El dolor que encierra su corazón se transmitía en sus palabras y sus gestos. Pero junto al dolor, también la urgencia de la esperanza.