A) Resumen de la parábola
Un hombre encuentra un tesoro escondido en un campo. Lo esconde de nuevo, vende todas sus cosas y compra el campo. Lo mismo, un mercader en piedras preciosas. Encuentra una de gran valor y vende todo para comprarla.
B) Escuchar
“El reino de Dios puede compararse a un tesoro escondido en un campo. El que lo encuentra, lo primero que hace es esconderlo de nuevo; luego, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra aquel campo. También puede compararse el Reino de Dios a un comerciante que busca perlas finas. Cuando encuentra una de mucho valor va a vender todo lo que tiene y la compra.”
C) Reflexión
El hombre siempre busca algo. Tú, también ¿Qué estás buscando? Algo que te llene y te haga feliz. Dios trasciende todo. Nada puede compararse a la posesión de Dios. Ahí está su valor. Por eso, todo es nada comparado con el Reino. Hay que captar su valor; de lo contrario no se aprecia. Esto es algo que sólo desde la fe se puede entender y vivir. Sólo cuando se es consciente de su valor, se puede dar el paso de vender todas las cosas que quedarse con el tesoro. Lo que llama la atención es la decisión de vender todos los bienes para comprar el campo donde se encontró el tesoro; o la piedra de gran valor. Se destacan tres actitudes: decisión, alegría y sensibilidad. «lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra aquel campo». Lo mismo el mercader que encuentra una piedra de gran valor: «va a vender todo lo que llene y la compra». En la parábola del tesoro hay que destacar el gesto de ir «corriendo de alegría» a vender todo. En la piedra preciosa habría que destacar la sensibilidad, el saber apreciar el valor de lo que todos ven pero que pocos son capaces de apreciar. Es el caso de la vocación. Para apreciar su valor hay que tener sensibilidad; es cuando se puede saborear. Como la amistad o la maternidad o la paternidad. Hay que vivirlo para apreciarlo. Ser como Dios supera de tal manera nuestras posibilidades que el simple hecho de querer conseguir serlo por sí mismo fue el pecado de Adán. La tentación fue: seréis como Dios. Ser como Dios es el proyecto de Dios sobre el hombre. Es su proyecto sobre ti. Pero es un proyecto de Dios, no nuestro. Hay distintas clases de vida. Piensa en la diferencia que hay entre la vida vegetal y la animal; y entre ésta y la humana. Dios, que tiene su propia vida, te invita a participar de ella te invita, por tanto, a tener sus mismos sentimientos, proyectos, estilo, felicidad..., sencillamente, te invita a ser como El. Y dentro de esta vocación cristiana, te invita asumir como propio, el proyecto de Jesús.
Cuando se siente amado y querido por Dios es cuando se siente con fuerzas para dejar todo aquello que le impide gozar del único amor, del amor inmenso de Dios, del amor fuente y raíz de todos los amores.
D) Piensa en tu vida
Te ha revelado la existencia del tesoro. Fíate de El. La valía del tesoro es extraordinaria. Nada se le puede comparar. El tesoro es nada menos que participar de su mismo ser y del mismo proyecto de vida de Jesús.
¿Qué has sido capaz de vender para conseguir ese tesoro? ¿Vale la pena quedarte con algo que te impida conseguirlo? ¿Te ha costado venderlo o lo has vendido corriendo de alegría? ¿Te estás desprendiendo de verdad o estás siempre con indecisiones? ¿Estás siempre pendiente de lo que has vendido dando gracias por lo que has conseguido? No seas inconsecuente.
No olvides que quien elige, renuncia. Elige lo mejor y renuncia a todo aquello que es incompatible con lo que has elegido.
¿Sabes apreciar el don de Dios que has recibido? Hay que decidirse a recibirlo como regalo de Dios. Este regalo es incompatible con otras cosas. Si lo aceptas has de renunciar a ellas. Por eso hay que arriesgarse a vender, si te decides a aceptar el regalo.
E) Mirando al futuro
La vocación es un regalo de Dios. Es un tesoro escondido. Hay que decidirse a vender muchas cosas si la quieres seguir hay que vender de verdad si quieres seguirla de verdad, hay que vender lo que es incompatible con ella aunque sea moneda corriente en los demás.
Hemos de estar dispuestos a desprendernos de lo que sea, si queremos ser como Dios quiere que seamos.
Hay por delante todo un proyecto de vida que es un tesoro, una predilección del Señor
Quizá tienes TU PROYECTO. ¿No valdría la pena descubrir cual es EL PROYECTO DE DIOS sobre ti?
Ese proyecto es el tesoro escondido. Cuando lo encuentres, no temas. Arriésgate. Vende lo que sea. Dios no defrauda a nadie que se arriesga por El.