¡Cristo resucitó! Y con la esperanza que su resurrección nos trae, vivimos convencidos de que todo lo podemos en Cristo que nos fortalece (cf. Filipenses 4:13). Ante el panorama que vivimos, aparentemente poco alentador, del repunte de la pandemia de coronavirus tanto en España como a nivel mundial, la celebración de la Resurrección del Señor nos ayuda a encarar la realidad desde otra óptica, con esperanza.
Hemos pasado esta Pascua comunidad IMC de Málaga juntos, los PP. Danilo, Tito, Eugenio y Edwin. A causa de las medidas de distanciamiento físico, no podíamos contar con nuestra feligresía. Habíamos asimilado la realidad de celebrar los Santos Oficios del Triduo en la intimidad de la comunidad. Sin embargo, los laicos misioneros de la Consolata, acostumbrados a hacer cada año una “Pascua Misionera” animando alguna parroquia rural de la diócesis, nos hicieron replantear nuestra resolución.
Con ellos, en los tres días del Triduo, se hizo un retiro con sus momentos de oración, formación y los oficios, así “reuniendo” a los laicos y gente afín. Todo ello se hizo a través de la aplicación zoom. Al inicio, como comunidad fuimos un poco reacios a la idea, dudando de la eficiencia y la eficacia de la participación virtual en tal liturgia. Sin embargo, salvo algunas pocas dificultades técnicas, logramos “vernos telemáticamente” y apreciar la participación de todos con las lecturas, cantos, etc. desde distintas casas. Y todo aconteció en un clima de familia y amistad. Después de cada oficio, grabábamos un breve vídeo de los cuatro misioneros mandando un mensaje a todos los que podíamos, incluidos nuestros misioneros, feligreses, familiares, etc.
En la homilía de la Vigilia Pascual celebrada a las 22h, recordando que esta celebración fue el culmen de la que empezó en el Jueves Santo, se hizo hincapié en la elocuencia de los simbolismos de aquellas celebraciones. Comentando sobre el evangelio, el P. Edwin se centró en la figura de los “ángeles” como mensajeros, así presentando a las dos mujeres, las dos Marías que fueron al sepulcro, como ángeles al igual que el ángel que les comunicó lo sucedido. La invitación es que seamos ángeles los unos por los otros.
Pese a que estamos en esta situación inédita, ¡Cristo ha resucitado! Y él es el ángel, el mensajero y el mensaje del Padre por antonomasia. Nos transmite y nos demuestra el mensaje del amor de Dios Padre, siempre en medio de nosotros y con nosotros. Entonces, “¿Si Dios está por nosotros, ¿quién estará contra de nosotros? El que no eximió ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos concederá también con Él todas las cosas?” (Romanos 8:31). No tengamos miedo. Con esperanza, observando todas las precauciones requeridas para la protección, y con el Señor superaremos el azote de la pandemia. ¡Feliz Pascua!