Después de la celebración del XIII Capítulo General, en junio de 2017, el Instituto Misiones Consolata (IMC), promovió cuatro asambleas continentales reuniendo representantes de casi 970 misioneros que trabajan en 27 países de Europa, África, América y Asia. A continuación, las diversas circunscripciones pasaron a realizar sus Conferencias Regionales. El objetivo es intensificar el camino de revitalización y reestructuración de la Congregación en los diversos contextos de misión.
En América, Argentina es la primera de las seis circunscripciones IMC en el Continente a promover la Conferencia. El encuentro que se realiza en los días de 3 a 7 de julio, en Luján, a 60 km de Buenos Aires, reúne 25 sacerdotes y tres laicos misioneros involucrados en la misión en el país del Papa Francisco. Participan también, el Superior General, P. Stefano Camerlengo, el Consejero General para América, P. Jaime C. Patias y el Administrador General, P. Rinaldo Cogliati, venidos de Roma.
La X Conferencia Regional
En la misa de apertura de los trabajos, utilizando la metáfora del viaje, el Superior General motivó a los participantes de la Conferencia a ir “más allá” de lo habitual. “El viaje es una metáfora simple e incisiva que ve a la persona humana como un ser dinámico, en busca de horizontes cautivantes y nuevos, también porque implica riesgos y peligros de nuevas fronteras para superar”, destacó el P. Stefano en su reflexión.
La Conferencia Regional es un tiempo de gracia durante el cual se evalúa el camino hecho en los últimos seis años y se toman decisiones para orientar el horizonte futuro. “El horizonte no se alcanza nunca de modo definitivo y terminante: requiere siempre un corazón en devenir”, dijo el Padre General.
Para el Superior Regional de la Argentina, P. Mauricio Guevara, “el gran desafío en esta X Conferencia Regional es hacer una evaluación personal y comunitaria sobre nuestra fidelidad al carisma legado por el Beato José Allamano, partiendo de la revisión de nuestro ser discípulos misioneros, evaluando la eficacia de nuestros servicios al Instituto y profundizando nuestras opciones misioneras a la luz del XIII Capítulo General y del Proyecto Misionero Continental (PMC)”. Todo deberá reflejar el “espíritu de la continentalidad”, elegido por el Instituto como criterio fundamental para contextualizar y cualificar la misión.
P. Mauricio acogió a los participantes y presentó a los moderadores y secretarios. También presentó el documento de trabajo de la Conferencia. La propuesta es trabajar tres temas: los discípulos misioneros; los servicios y las opciones misioneras. “Revisar, rezar, reflexionar, soñar y programar es urgente y necesario para que juntos podamos darle a la Argentina la posibilidad de una misión fértil al compás de los nuevos signos de los tiempos”, afirma P. Mauricio.
Los moderadores de la Asamblea, el P. Joseph Owino y la ingeniera Diana Sosa, especialista en metodología, expusieron el método de trabajo y algunas reglas para alcanzar el objetivo propuesto: elaborar un Proyecto Regional de Vida y Misión para los próximos seis años.
Durante los trabajos varios misioneros son invitados a sentarse en la “silla de la memoria”, desde la cual, comunican sus experiencias de misión en Argentina. En las celebraciones y momentos de oración se destacan diversas realidades que se transforman en elementos concretos para iluminar las reflexiones y fundamentar las opciones de la Conferencia.
Historia
El primer misionero de la Consolata en llegar a la Argentina fue el P. Mario Viola, que desembarcó en Buenos Aires el 30 de septiembre de 1946. Pocos meses después se unió a él un grupo de misioneros que hizo posible, en 1947, iniciar actividades evangelizadoras en la diócesis de Rosario. Sucesivamente, el IMC extendió su presencia en otras diócesis y en las provincias de Chaco y Formosa, consideradas zonas más misioneras y atendiendo la solicitación del obispo de Resistencia para atender a las poblaciones indígenas de la región.
Durante la década del 70 y los 80 se realizó un redimensionamiento y reestructuración de las presencias misioneras, cerrando las parroquias del Carmen (Merlo), Sobremonte (Córdoba) y Basavilbaso (Entre Ríos). Posteriormente hubo algunos intentos de apertura en Santiago del Estero y alrededores.
Entre los años 90 y el 2000 la reestructuración se centró en el cambio de presencias. En Mendoza se va de Guaymallén a Las Heras, se deja Rosario por San Salvador de Jujuy. También se cierra Palo Santo, Machagai, San Francisco e Islas de Ibicuy y se abre en San Ramón de la Nueva Orán.
Del 2000 en adelante el IMC sale totalmente del noreste argentino dejando Pirané, Estanislao del Campo y Pozo del Tigre y se cambia Orán por Tartagal. Con la última apertura en Yuto (Jujuy) queda consolidada la presencia en el noroeste argentino.
Hoy trabajan en Argentina 26 sacerdotes en cinco parroquias, en la animación misionera, dos colegios y en la formación (Propedéutico, Noviciado y Teología). El IMC está presente en la archidiócesis de Buenos Aires y Mendoza, y en las diócesis de Jujuy, Merlo-Moreno, Orán y San Martín. En Mendoza, en la Comunidad Apostólica Formativa (CAF) viven y estudian siete jóvenes misioneros profesos.