“Murió allá, pero su espíritu está vivo aquí”
El pasado 7 de enero de 2018, el padre ANTONIO BONANOMI, Misionero de la Consolata, falleció y fue sepultado en su natal Italia. Emilia y sus familiares, paisanos, amigos y compañeros de vida y misión lo agradecieron, lloraron y sepultaron, allá en Europa.
Este 7 de febrero, el movimiento indígena del Cauca, junto con algunos Misioneros de la Consolata, un Sacerdote Diocesano y varios amigos, compañeros y discípulos del Padre Antonio, incluida una dlegación del Proyecto PRICOR, venida de Tocaima y Agua de Dios, lo enterramos o sembramos en la madre tierra del Resguardo Indígena de Toribio.
Una multitudinaria marcha, con pancartas alusivas a la vida, pensamiento y misión de Antonio, como lo llamaban en el mundo NASA, caminó desde el Centro de Educación Capacitación e Investigación para el Desarrollo Integral de la Comunidad CECIDIC, corazón de su actividad misionera, hasta la plaza de Toribio, en donde se realizó un sentido y testimonial homenaje. Fueron muchos los que intervinieron, en Español y Nasa Yuwe, reconociendo su servicio misionero, nunca solo siempre con otros, en equipo; resaltando su personalidad fuerte, sabia, humilde, política, profética y paternal.
Hoy, comunicó ACIN, Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca, “queremos expresar nuestro eterno agradecimiento por su invaluable contribución al fortalecimiento de los planes de vida de Çxhab Wala Kiwe; su dedicación y compromiso con las comunidades fue siempre gratificante, sobre todo en los momentos más difíciles del conflicto armado que aqueja nuestros territorios. Sus enseñanzas y voluntad demostraron que es en conjunto y en colaboración que podemos construir nuestros sueños y fortalecer nuestras luchas. En estos momentos de cambios y transformaciones recordamos todos los consejos y humildad, su fortaleza y consistencia. Sentimos su ausencia y al mismo tiempo reafirmamos nuestro compromiso con la construcción de paz, agradecemos las contribuciones a los planes de vida, al movimiento juvenil, el Programa Mujer y al proceso político organizativo en general. Estas siguen marcando un camino digno hacia la autodeterminación y el wët wët fxi’zenxi. La memoria viva del Padre Antonio la seguiremos honrando con nuestras acciones, resistiendo y también celebrando su vida, que entregó con pasión al proceso”.
Con la celebración de la Eucaristía, fuente de inspiración y fortaleza para el P. Antonio y el Equipo Misionero, se concluyó la jornada del reconocimiento, en la plaza. Se asoció la memoria del misionero de la consolación-liberación al memorial del crucificado-resucitado. Se celebró la vida, viva en el Pueblo, aunque mezclada con muerte. Se hizo memoria de las gestas pasadas y se soñó con esa alternativa al imperio económico neoliberal, llamada Reino de Dios, que tanto anunció y trabajó Antonio. La Marcha hacia la nueva creación continúa, entre las contradicciones de la historia y las consolaciones de Dios.
En el cementerio de Toribio sembramos una simbólica y muy colombiana palma de cera. Junto a la tumba de Cristóbal Sécue, otro líder indígena Páez, recordado junto con el Padre Alvaro, la Gaitana y Quintin, quedó el recuerdo de Antonio, como él quería, marcado con la cruz de Monseñor Romero, que él mismo cargaba y antes de morir había consignado al P. Ezio.
El P. Antonio nacido en Italia, fue sembrado en Colombia. Su semilla seguirá germinando en y desde la Comunidad. Muerto en el Piamonte italiano y sembrado en el Cauca colombiano, no muere más, vive: “Muerto allá, dijo la mamá de Álvaro Armando, en su lecho de enferma, vive aquí. Su espíritu está aquí en donde siempre quiso estar, en el CECID que tanto amó y por el que luchó, en la Comunidad”.
Pay Pay Nasa Pal Antonio Bonanomi, siempre estarás con Nosotros