La opción por el pobre después de Aparecida: Confirmación, desafío, y búsqueda

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INTRODUCCIÓN
 
El objetivo de la ponencia que les voy a compartir es triple:
 
Primero: mostrar cómo Aparecida tiene el inmenso valor no solo de confirmar ( G. Gutiérrez emplea el término de reafirmar) el valor y el sentido de la Opción por el Pobre, expresión que empezó a utilizarse en la Teología desde la Conferencia de Medellín y que popularizó y divulgó la Teología de la Liberación, sino sobre todo, de poner un punto final a las discusiones, ambigüedades, diversidad de interpretaciones que suscitó esa expresión y sobre todo de mostrar el valor fundamentalmente evangélico de la manera de pensar y de actuar que conllevaba la práctica de esta Opción por el pobre.

Segundo: ver cómo esta posición abre unos desafíos totalmente inéditos en la vivencia de la misma opción por el pobre.

 
Tercero: plantear la búsqueda que los dos puntos anteriores le hacen a la investigación no solo teológica sino política y social respecto a la opción por el pobre. Hoy necesitamos replantear el sentido del pobre, es decir la manera de mirar al pobre. Hacer caer en la cuenta que en el fondo si la opción por el pobre no ha logrado unir a todos los cristianos, ha sido no tanto por la manera de hablar sino por el contenido que ha encerrado esa expresión. Se ha partido de una manera de ver al pobre, de una "teoría sobre el pobre" que no responde ni a la realidad del pobre hoy ni sobre todo a la manera como Jesús miró y concibió el ser mismo del pobre. La intención de fondo es, mostrar como hoy tenemos que pasar de un concepto sociológico de pobre a un concepto antropológico del pobre si queremos encontrar los caminos de un mundo diferente donde no sea el poder del dinero el que organice la sociedad sino que el mundo se oriente en la búsqueda una sociedad construida por el pobre y desde la persona del pobre. Pero no solo esto sino sobre todo mostrar como el concepto que tuvo Jesús del pobre y que aparece en toda su manera de vivir, de hablar y de actuar, solo se comprende si se hace ese mismo paso: de pasar de la perspectiva sociológica a la perspectiva antropológica.
 
PRIMERA PARTE
 
APARECIDA: CONFIRMACIÓN DE LA OPCIÓN POR EL POBRE.
 
Lo que todos los lectores del Documento de Aparecida encontraron desde el principio y que ni siquiera con la corrección que se le hizo al texto original quedó oscurecida o matizada, es la afirmación de que la opción por el pobre, está íntimamente unida a la fe cristológica. Es decir que la fe en Jesús es inseparable de la Opción por el Pobre; que no se puede optar por Jesús (y la fe cristiana es esencialmente gracia y opción: adhesión voluntaria a la persona de Jesús) sin al mismo tiempo optar por el pobre. Esto que aparece a lo largo de todo el Documento y es como un eje que atraviesa toda la reflexión. Lo expresa muy claramente Gutiérrez en su comentario al discurso inaugural del Papa "La fe cristológica es el fundamento de la opción por pobre. Su fuente teológica es transparente: en última instancia es la opción por el Dios que se revela en Jesús". Y esto tiene muchas consecuencias, fundamentales y definitivas. Yo subrayaría solamente tres:
 
Aparecida presenta la Opción por el pobre como esencialmente teológica y cristológica. Jesús como hombre, como Cristo, y como Dios no se entiende sin el pobre. El pobre es constitutivo de la fe cristiana. Por eso y paradójicamente "la opción por el pobre no es optativa" Tener en cuenta en primer lugar la condición social de Jesús es reconocer que la condición social de las personas es un constitutivo esencial del ser humano sino además simplemente respetar la manera como Dios quiso encarnarse, quiso hacerse uno de nosotros. Esto conlleva a su vez consecuencias inmensas tanto desde el punto de vista pastoral como estructural para la misma Iglesia. No es una simple afirmación doctrinal sino que si se toma en serio, si se respeta el modo nuevo como Dios quiso revelarse a los hombres en Jesús, es preciso organizar toda la manera de Evangelizar, de hacer llegar la Buena Nueva al hombre de hoy, como lo hizo Jesús: desde los pobres. Si se quiere continuar la renovación de la Iglesia que quiso el Concilio y que fue la obsesión de Juan XXIII y el objetivo bien directo que tuvo al convocar el Concilio, es preciso "volver al pobre" y hacer de la opción por el pobre la orientación y guía de la renovación de la Iglesia en todos los planos: teológico, cristológico, espiritual, estructural.
 
Aparecida pone un punto final a todas las discusiones, enfrentamientos, ambigüedades, oposiciones, etc. que suscitó la expresión y la vivencia de la Opción por el pobre. Esto porque afirma que en la opción por el pobre no hay que partir del pobre para llegar a Jesús sino de Jesús para llegar al Pobre. Esta ha sido la ambigüedad que reinó desee el principio, a mi modo de ver, en la manera como muchas personas: (¿la mayoría?) laicos, religiosos, sacerdotes y aun de la jerarquía comprendieron la Opción por el Pobre, aunque la Teología de la Liberación siempre ha insistido en que la fuente de toda opción por el pobre es la dimensión espiritual, es decir la relación con Jesús. Sin embargo en muchas publicaciones y sobre todo en muchos compromisos suscitados por la opción por el pobre, Jesús aparecía como "punto de referencia" y no como "clave de comprensión". De una manera un poco burda, yo diría que era el pobre el que valorizaba a Jesús y no Jesús quien valorizaba al Pobre. Siempre me dio la impresión de que se presentaba la opción por el pobre como la opción cristiana y que desde ahí habría que ir a Jesús. Con esto se hacía en el fondo de la opción por el pobre, no una opción evangélica sino una opción ideológica y sociopolítica. Y esta manera de ver estaba presente tanto en corrientes que hablaban de la opción por el pobre para defenderla o como las que la utilizaban para atacarla. Con muchísima frecuencia se presentaba la opción o la acción a favor del pobre como "la opción propia del cristiano" dejando a un lado lo que constituye en esencia la opción cristiana, como tan hermosamente lo ha vuelto a recordar Benedicto XVI al comienzo de su primera Encíclica. Somos cristianos no porque optemos por los pobres sino porque optamos por Jesús que fue pobre. Es Jesús el que nos lleva al pobre. Y desde ahí si podemos descubrir que el pobre nos tiene que llevar a Jesús. Es porque Jesús no se entiende sin el pobre, por lo que el cristiano no puede entender al pobre sin Jesús.
 
Aparecida pone en su justo puesto la relación entre la Opción por el Pobre y la política. Esta opción al surgir de Jesús es esencialmente evangélica y no política. Cuando la opción por el pobre se plantea desde la situación del pobre, es normal que la política aparezca como lo primero al hablar de opción por el pobre y que los análisis que se hacían para conocer la realidad aparecieran como análisis fundamentalmente políticos. Pero si lo primero es Jesús y desde Jesús se mira al pobre y al pobre en su realidad concreta, en su situación real e histórica es bien evidente que la opción por el pobre es política pero sí tiene una dimensión esencialmente política.

Es lo que aparece ya desde el discurso inaugural del Papa al presentar la opción por el pobre y la evangelización, como unidas esencialmente a la promoción humana, a la denuncia de todo lo que está oprimiendo al pobre y a la denuncia de lo negativo de la economía de mercado y de la globalización. La opción por el pobre, al surgir de la persona de Jesús, que se encarnó en la condición humana y en la condición pobre, adquiere una dimensión de denuncia de todo lo que oprime al pobre y la necesidad de luchar y comprometerse por un mundo mas justo, un "mundo alternativo" que tenemos que construir; más aún: que ya empezó Jesús en su proyecto del Reino.
 
SEGUNDA PARTE
 
APARECIDA COMO DESAFÍO PARA AVANZAR EN LA OPCIÓN POR EL POBRE
 
A partir de ahí surgen nuevos planteamientos que no solo enriquecen la opción por el pobre, sino sobre todo, que nos obligan a ir más a lo profundo de todo lo que significa la opción por el pobre y que habían estado como "represados" por todas las discusiones alrededor de la opción por los pobres y que ahora los podemos plantear más directamente. El primero, que vamos a comentar ahora, es el de que si Jesús fue pobre como los pobres, hay que preguntarse ante todo, cómo fue su relación con los pobres, cómo vivió su relación con los pobres. Y nos encontraremos con algo que me parece, no lo hemos planteado lo suficiente y que nos lleva a enormes desafíos. El segundo planteamiento que va unido al primero es el de cómo Jesús miró a la persona del pobre. Esto lo abordaremos en la tercera parte. Volviendo al primer planteamiento que enunciábamos hace un momento y tratando de responder a la pregunta que nos hacíamos, encontraremos con estas evidencias que muestran lo original de la manera como Jesús vivió su opción por el pobre y que nos abren enormes interrogantes. Estas evidencias son las siguientes:
 
Lo original de Jesús no es el que Él se haya solidarizado con los pobres sino que fue pobre como los pobres de su tiempo. Jesús no inventó la pobreza ni simplemente la aceptó (como pasa con la Cruz) sino que escogió para llevar su vida humana, la vida de los pobres. Pero tanto la opción por los pobres como la solidaridad con los pobres no exigen hacerse pobre. El hacerse pobre es una forma original como Jesús vivió su opción por los pobres: Él no solo se hizo pobre sino que vivió treinta años como los pobres de su tiempo. Si la pobreza es mala, si hay que tratar de todos modos de arrancarla: cómo es posible que Él no solo se hizo pobre sino que propuso la vida pobre como modelo de toda existencia humana. Y esto para la vida del cristiano y para la vida y estructuras de la Iglesia tiene unas consecuencias enormes pues si el cristiano quiere seguir a Jesús (y esta es la esencia del ser cristiano), el interrogante primero es: ¿Cómo el cristiano y con muchísima mayor razón la persona consagrada puede llevar esa vida de Jesús que fue pobre como los pobres? El que quiere seguir a Jesús debe llevar el mismo estilo de vida de Jesús, debe tener como dice Pablo a los Filipenses, "los mismos sentimientos que tuvo Cristo Jesús" (Fil. 2,5) ¿Es eso posible con el concepto que tenemos de pobre?
 
Jesús no se preocupó por solucionarle los problemas a los pobres ni ayudarle a que ellos los solucionaran en el sentido material de la palabra, sino que frente a las necesidades materiales, éticas, sicológicas, religiosas de los pobres, hizo SIGNOS que revelaran el amor y la predilección de Dios por los pobres. En otros términos: Jesús NO se preocupó por "hacer obras sociales ni organizar instituciones y obras que buscaran el mejoramiento de las condiciones materiales de los pobres". Sus respuestas a las necesidades de la gente fueron siempre puntuales. Y sin embargo: si alguna persona en la historia ha tenido las posibilidades de organizar obras o de hacer instituciones en favor de los pobres ha sido Jesús. ¿Por qué no lo hizo? Él se lo explicó bien claro a los judíos que lo buscaron después de la multiplicación de los panes: "ustedes me buscan, no porque les hice signos, sino porque les di de comer hasta saciarse" (Jn. 6, 26) El segundo interrogante que surge es entonces: ¿Por qué Jesús no lo hizo? El pasaje de Jesús en la piscina de Betesda, como lo narra San Juan (Jn.5,1) es en este sentido muy significativo y "escandaloso"
 
La preocupación central de Jesús frente a la situación del pobre, fue crear un espacio donde el pobre pudiera recuperar su dignidad y su identidad de pobre. El interés de Jesús ante las carencias del pobre fue el que se sintiera persona, ayudarle a "hacerse sujeto". Por eso para los milagros no solo exigía la fe de la persona sino que terminaba casi siempre haciéndole sentir al pobre que era él quien había obrado el milagro gracias a su fe. La anotación de Marcos cuando Jesús fue rechazado en Nazareth es muy significativa al respecto: "No pudo hacer ahí ninguno milagro. Y se admiraba de su falta de fe". (Mc.6,5 -6). El tercer interrogante que nos plantea este comportamiento de Jesús es entonces: frente a las necesidades de los pobres, qué buscamos? solucionarle sus problemas materiales, arrancar la pobreza o como se dice hoy: "pobreza cero"? o ayudarle a que el pobre recupere su dignidad y su identidad de pobre?
 
Toda su actividad la hizo Jesús desde los pobres. Los amigos, los colaboradores inmediatos de Jesús (salvo Mateo) fueron pobres socialmente, pertenecieron al grupo social de los pobres. De ahí nos surge un cuarto interrogante: por qué Jesús todo lo hizo desde los pobres. ¿Qué implicaciones y exigencias plantea esto al cristiano y a la misma Iglesia?
 
Los medios que utilizó para realizar su misión fueron los medios pobres. Jesús desde el principio rechazó para realizar su Misión los medios de poder. Las tentaciones precisamente no fueron sobre la Misión, sino sobre los medios para realizar la Misión. La trampa del demonio no está directamente en que quisiera apartar a Jesús de Misión. Todo lo contrario: "¡quería ayudarle" a que lo reconocieran como Hijo de Dios! Por decisión voluntaria Jesús no quiso nunca apoyarse en el poder. Y eso no tenía un sentido ético o de ascesis personal sino era una cuestión de eficacia. Tenía un valor existencial: los medios eficaces que Jesús quiso utilizar fueron los medios pobres, los medios del no poder. Y de aquí nos surge el quinto interrogante: ¿Qué significa esto para el cristiano y para la Iglesia? A qué le estamos dando la eficacia en nuestra acción cristiana y pastoral: a los medios de poder o a los medios pobres? ¿Y qué significa esto para nosotros hoy?
 
Estos cinco interrogantes nos llevan a la cuestión fundamental que quisiera plantear ahora y es la de que con el concepto que tenemos de pobre y que hemos utilizado durante todos los siglos, no podemos responder a ninguno de estos interrogantes y es por eso que el haber clarificado ya el sentido auténticamente evangélico de la opción por el pobre nos lanza nuevos desafíos.
 
Retomemos someramente estos interrogantes:
 
Jesús fue pobre como los pobres: pero si el pobre es el excluido, el insignificante, es imposible que Jesús hubiera optado por ser pobre y mucho menos habría puesto el ser pobre como condición para hacer entrar en su Reino.
 
¿Cómo es posible que Jesús diga que los que lo siguen tiene que ser pobres y al mismo tiempo se pasa aliviando la situación de los pobres, es decir "arrancándolos" de su situación de pobres? ¿No hay en esto una contradicción? ¿O esta contradicción viene de la manera como hemos mirado hasta ahora el ser pobre?
 
Jesús buscó siempre crear espacios donde el pobre pudiera recuperar su dignidad y su identidad de pobre. Pero la manera como hemos mirado al pobre, que es como el que "carece de bienes", ¿no conlleva necesariamente a negarle su identidad y su dignidad de pobre? Lo negativo no da identidad. Lo negativo se soporta, se acepta pero nadie se define por lo que no es o por lo que no tiene.
 
Si ser pobre es una desgracia, si hay que tratar por todos los medios el arrancarla: ¿no es mirar al rico, no es considerar la existencia rica como modelo de existencia? ¿No es esta manera de pensar la que subyace en todo el liberalismo económico y en todo el capitalismo? ¿Qué significan para nosotros hoy los "medios pobres" de Jesús? Tendremos que renunciar a los medios técnicos modernos? Hoy buscamos una sociedad alternativa. Hemos constatado que el capitalismo no hace una sociedad justa e igualitaria; que la felicidad del hombre no está en la riqueza y el poder. Pero ¿si todo el día estamos diciendo que hay que acabar con la pobreza, si denunciamos como algo malo el que cada día aumenta el número de pobres, no estamos poniendo como ideal el ser rico? ¿Si cuando alguien sufre una carencia, decimos que es "un pobrecito" no estamos diciendo, que la felicidad está en la riqueza, en el tener? ¿Si decimos también con frecuencia que "hay que estar por el pobre pero contra la pobreza" no le estamos negando al pobre su dignidad y su identidad de pobre pues precisamente lo que hace el ser pobre es la pobreza? Esto nos lleva entonces a la tercera parte de nuestra reflexión y que es la búsqueda a la que nos invita la manera como Aparecida nos ha presentado la opción por el pobre.
 
Antes de abordar esta tercera parte, quisiera simplemente anotar que en toda acción o actividad que tenga relación con el pobre, sea de tipo caritativo, promocional o sociopolítico, aparecen hoy estos mismos interrogantes. Este no es el momento de plantearlos pero conviene al menos enunciarlos. Estos interrogantes son los siguientes:
 
Hablamos de que en esas actividades el pobre sea sujeto de su acción. El mismo Documento de Aparecida lo dice que es necesario que los p0bres ‘construyan su propio destino’ (A.93) y constata que "día a día los pobres se hacen sujetos de la Evangelización y de la promoción humana integral’ (A. 398). G. Gutiérrez comentando esta manera de hablar del pobre, dice "Aparecida está atenta a un punto central de la práctica y la reflexión latinoamericana acerca de la opción por el pobre. Los pobres mismos deben ser gestores de su destino. No se trata de hablar por los pobres, lo que importa es que ellos mismos tengan voz en una sociedad que no escucha su clamor por la liberación y la justicia’): pero esto es posible con el concepto de pobre que se tiene?
 
Cuando estamos hablando todo el tiempo de que "la pobreza es una desgracia" de que "pobrecitos los pobres que carecen de todo" etc., no estamos diciendo, en lo que se ha llamado después de McLuhan, un "lenguaje subliminal" que lo bueno es ser rico? Que el valor está en la riqueza? No estamos poniendo como modelo de persona al rico?
 
¿Cómo responder a estos interrogantes? Espero que aunque no podamos tratar directamente estos puntos, la reflexión que sigue nos aporte una luz sobre ellos.
 
TERCERA PARTE
 
APARECIDA COMO INVITACIÓN A LA BÚSQUEDA DE UN NUEVO CONCEPTO DE POBRE
 
La conclusión de todo lo que hemos reflexionado es entonces que con el concepto que hemos tenido de pobre: "pobre es la persona que carece de Bienes", la manera como hablamos continuamente de que el pobre es "el insignificante, el excluido", "el no hombre", es imposible comprender la pobreza de Jesús y la manera como Él si situó frente a los pobres. Vamos entonces a proponer una respuesta a esto y a tratar de ver que Jesús miró al pobre de otra manera, que tuvo otro concepto del pobre.
 
La tesis que vamos a desarrollar es entonces la de que Jesús miró y concibió al pobre concreto y real no desde un punto de vista sociológico sino antropológico; que esta manera de mirar al pobre corresponde a su intención salvadora sobre la humanidad, nos permite comprender su vida concreta de pobre, su opción por el pobre y el por qué propuso la existencia pobre como modelo de existencia humana y como el único lugar desde donde se puede constituir una humanidad verdaderamente fraternal e igualitaria y finalmente nos permite responder a todos los interrogantes que nos plantea su vida pobre y la posibilidad para todo cristiano de seguir a Jesús pobre, de vivir la pobreza como él la vivió. En último término a lo que Jesús nos invita es a mirar al pobre de otra manera. y desde ahí comprender que hoy es posible ser pobre como los pobres y que su "opción por el pobre" es una propuesta de sociedad, una llamada a construir el mundo desde el pobre
 
Los puntos que vamos a desarrollar son los siguientes:
 
Hay dos maneras de mirar las personas en su condición concreta, maneras que se aplican también al pobre: la manera sociológica y la manera antropológica.
 
Al pobre siempre se le ha mirado desde un punto de vista sociológico y esta manera no responde a las cuestiones que nos hacemos frente al pobre y bloquea las salidas que buscamos para solucionar los problemas que nos plantea el pobre. En otros términos: la teoría que tenemos del pobre  no responde a la práctica que queremos tener y que necesitamos para buscar una solución ante los problemas que hoy nos plantea la condición de pobre.
 
La manera antropológica nos da la clave tanto para comprender la pobreza de Jesús y su propuesta de hombre y de sociedad, como para encontrar una pista en la solución que nos hace la situación del pobre hoy. Desarrollemos estos puntos.
 
Dos maneras de mirar las personas en su condición concreta.
 
La manera sociológica: consiste en mirar la persona según el puesto que ocupa en la sociedad. Toda persona ocupa un puesto en la sociedad y desde este punto de vista siempre habrá desigualdades.
 
La manera antropológica consiste en la manera de ser persona que surge del puesto que la persona ocupa en la sociedad. Toda situación genera una manera de ser persona expresada en un modo propio de vivir y pensar la vida. Lo dice muy gráficamente un pensador latinoamericano: "La cabeza piensa desde donde pisan los pies" (L. Boff) Esta manera genera diferencias pero no desigualdades. Toda persona tiene su manera propia de experimentar la existencia que no es mejor que las de las otras y esta manera tiene siempre aspectos positivos y negativos.
 
Al pobre siempre y en todas las ciencias, se le ha mirado desde el punto de vista sociológico. La definición que siempre se ha dado del pobre y que ha orientado la manera como, en general, las personas se han situado frente al pobre ha sido desde este punto de vista: "Pobre es el que carece de bienes". Lo decíamos más arriba. Esta es además la experiencia universal: toda persona, rica o pobre, ignorante o sabia, tiene la experiencia de pobreza ante la experiencia de sus carencias. Y desde ahí, según el tipo de carencia, se han clasificado los distintos tipos de pobre y de pobreza: pobre material es el que carece de bienes materiales; pobre intelectual el que carece de conocimientos, etc. Lo mismo las clasificaciones que hacemos de la pobreza: pobreza material es crecer de bienes materiales, pobreza intelectual es carecer de bienes intelectuales, etc. De todas estas carencias, las más básicas pues tocan todas la otras carencias, son las carencias materiales y por eso cuando se habla de pobre normalmente nos referimos a la pobreza material. Igualmente desde ahí se ha mirado al rico y la riqueza: la experiencia universal es la de que la persona se siente rica cuando siente o tiene algún tipo de posesión. En resumen: al pobre se le define por lo negativo: "el pobre es el que no es" "pobre es el que carece" Pues bien: esta manera de mirar al pobre que, repito, ha sido de siglos, hoy no responde a las preguntas que nos hacemos frente al pobre y en el fondo es inaceptable. Veamos esto:
 
Esta manera de considerar al pobre le niega su identidad y su dignidad de pobre como pobre y no responde a las preguntas que nos hacemos frente el pobre. Más aún aparece como absolutamente inadecuada e inaceptable en el mundo de hoy. Retomando las afirmaciones que nos hacíamos más arriba de que el pobre debe ser sujeto de su propio destino; que no hay que mirar al pobre con paternalismo, que el pobre no debe ser arribista, de que el pobre debe ser gestor y constructor de su propia vida, de que hay que reconocer el valor del pobre, etc.: nos preguntamos ahora: ¿Cómo puede ser una persona sujeto y dueña de su propia vida si no tiene identidad? Lo negativo no le da identidad a la persona. Pero lo más grave es que esta manera de considerar al pobre le niega en el fondo su identidad de pobre y lo hace perpetuamente dependiente del rico. Ya en los años 40 un pensador francés decía que lo peor del sistema capitalista "no es el que haga morir de hambre al pobre sino que le robó su dignidad e identidad de pobre" Sin embargo lo más grave es que en el fondo al considerar la pobreza como algo malo y la condición pobre como algo negativo que hay que tratar de acabar, estamos poniendo como modelo de existencia la existencia del rico. El ideal que se le presenta al pobre, su utopía, es lograr que se haga rico, que logre tener lo que tiene el rico. Es esta manera de mirar al pobre lo que ha llevado a un "callejón sin salida" en la lucha a favor del pobre. Como lo expresaba muy bien Eduardo Galeano el pobre está condenado a quedarse como pobre, "a mendigar las migajas que le caen de la mesa de sus señores" y finalmente a rebelarse de vez en cuando frente a esta situación para recibir como respuesta, una reacción que justifica toda la violencia opresiva.
 
Pero si dirigimos nuestra mirada al Evangelio y miramos la manera como Jesús vivió y miró al pobre descubrimos que con esta manera de mirar al pobre es imposible comprender la pobreza de Jesús y su compromiso con el pobre. Repitamos aquí los interrogantes que de una u otra forma nos hemos venido planteando en esta reflexión. Si ser pobre es algo malo, si hay que tratar de todas maneras de "erradicar la pobreza", si el ideal es "pobreza cero" ¿cómo se explica el que Jesús fue pobre como los pobres de su tiempo? ¿Cómo se explica que Él escogió la condición de pobre como su forma de llevar la vida humana? ¿Cómo propone a toda persona como condición para seguirlo y como tipo de existencia absolutamente necesaria para entrar en su Reino, es decir para participar en su modelo de sociedad, el ser pobre? ¿Qué significa hacer de los pobres los únicos que entran al Reino, los que hoy hacen el Reino? Es indiscutible que Jesús fue pobre como los pobres de su tiempo: ¿cómo vivir hoy este estilo de vida de Jesús? ¿Cómo ser pobre como los pobres?
 
Pero hay otra manera de mirar al pobre que nos da respuestas a todos los interrogantes que nos hemos planteado tanto en la reflexión racional como en la evangélica. Es mirar al pobre desde la perspectiva antropológica.
 
Ser pobre desde el punto de vista antropológico es la manera de ser persona que surge de sus carencias. Las carencias definen el ser pobre pero no por ellas mismas sino porque le dan una manera propia de experimentar la vida ante sí mismo, ante los demás y ante Dios. Y esto también es una experiencia universal: toda persona: pobre o rica, sabio o ignorante, etc. tienen una manera de mirar la vida diferente cuando carecen de bienes o cuando tienen bienes. Y en esto no hay ninguna espiritualización de la pobreza pues las carencias conservan su carácter determinante en la concepción de la pobreza y del pobre pero pierden su valor directamente ético. Adquieren un valor existencial que dan el sentido de lo que es la pobreza y el pobre.
 
Esta manera de mirar la pobreza tiene  una dimensión positiva y una negativa, las dos esenciales en la comprensión de la pobreza. Dimensión positiva caracterizada por unos valores propios de la condición de pobre que él da al pobre una "cosmovisión" propia y unas destrucciones o anti-valores igualmente característico de la misma condición.
 
Los valores propios del pobre, que caracterizan su existencia de pobre y que abarcan la totalidad de su existencia son : 1.sentido de la gratuidad y de la fiesta;2 Aceptación radical de la realidad; 3.Sentido del otro y de ese Otro que es Dios; 4.La persistencia u obstinación y 5.Sentido del espacio y del tiempo.
 
La destrucción del pobre que está unida igualmente a las carencias abarca también toda la existencia del pobre, lo puede hacer de él un "insignificante", un "no-hombre" ante si mismo y ante los demás y abarca también la totalidad de su existencia, está expresada en cinco expresiones que utiliza el pobre y que siempre están unidas a las carencias materiales. Esta destrucción aparece cuando el pobre utiliza estas expresiones: "Uno por no tener plata no es, no vale, no sabe, no puede, no tiene".
 
Tanto los valores como las destrucciones están condicionadas, pero no determinadas, por las carencias. por eso no todo el que tiene las carencias posee necesariamente los valores y ni las destrucciones.
 
Por eso para realizar su condición de pobre, para "hacerse persona" desde esa situación, se necesita una pedagogía propia y un proyecto de sociedad construida a partir de esta manera de mirar al pobre.
 
A partir de esta manera antropológica de considerar al pobre podemos entonces retomar las interrogaciones que se hacen hoy tanto sobre situación del pobre como sobre la pobreza de Jesús y su manera de mirar al pobre.
 
Este modo de mirar al pobre le devuelve la identidad y la dignidad al pobre. El pobre ya no se define por lo que no es sino por lo que es. Aún lo negativo, sus destrucciones, le pueden dar identidad y dignidad pues ya no tiene un calificativo ético sino que son tarea ética. La pregunta básica no es si son buenas o malas sino como permiten vivir y desarrollar la existencia.
 
El pobre puede ser entonces sujeto de su propio destino pues como cualquier ser humano su existencia no está hecha sino que tiene que hacerse y hacerse a partir de los valores y destrucciones propios de su existencia pobre. El punto definitivo es: El pobre no se define por lo que no es sino por lo que es.
 
Se le da otro sentido al asistencialismo o paternalismo que no consisten simplemente en darle algo al pobre sino en la manera de hacerlo: no como un regalo sino como el reconocimiento en justicia de lo que tiene derecho o como el compartir entre hermanos. Hay paternalismo o asistencialismos cuando lo que se le aporta el pobre no lo hace sujeto, no le permite a él mismo asumir su propio destino.
 
Desde el punto de vista político el pobre no es objeto de liberación sin sujeto de su propia liberación. No se trata de liberar al pobre sino de ayudarle a crear las condiciones donde él mismo se pueda liberar. La auténtica humanidad es la construida desde el pobre, desde sus valores y en solidaridad con su lucha contra lo que lo destruye. Y como los valores del pobre son los valores auténticamente humanos y son los valores que puede y debe tener toda persona que quiera hacerse persona, deducimos que la existencia pobre es la existencia universal, modelo y punto de referencia de todo proyecto político auténticamente democrático.
 
El pobre deja de mirar al rico, deja de buscar "ser como ellos" en la expresión de Eduardo Galeano y puede "beber en su propio pozo" como lo dice G. Gutiérrez. El pobre entonces recobra su identidad y su dignidad de pobre. Tiene en sí mismo las claves de su valor y la fuerza y sentido para luchar por su liberación y la liberación de la humanidad pues toda persona, como lo decíamos hace un momento, si quiere ser auténtica persona, tiene que asumir los valores del pobre ya que son los valores universales y puede solidarizarse en su lucha contra lo que lo destruye.
 
Desde esta perspectiva antropológica podemos también comprender toda la vida pobre de Jesús y su manera de situarse frente al pobre.
 
Jesús fue pobre como los pobres porque quería mostrar en su existencia el modelo de persona que le quería ofrecer a la humanidad, los valores que debía vivir si quería realizarse como persona. Quería mostrar además como la liberación que Él le traía a la humanidad tenía que expresarse en compromisos concretos; porque Él no vino a quitarles las necesidades a la gente sino a hacer signos que revelaran la intención liberadora y la manera nueva de ser Dios. Él le venía a mostrar a la humanidad; a enseñarle cómo lo grave del ser pobre estaba en que se le negara su condición de persona pobre, que no se le reconocía su valor de persona pobre y por último mostrar la universalidad de su misión salvadora. Desde ahí entendemos con toda su fuerza la expresión típica nuestra de opción preferencial por el pobre, que "no es ni exclusiva ni excluyente" Igualmente, desde ahí podemos entender cómo todo cristiano puede ser pobre como los pobres, como es posible como cristiano seguir a Jesús en su pobreza, cómo puede siempre luchar al lado del pobre con el pobre y como los pobres por su liberación.
 
Finalmente podemos reinterpretar o mejor darle su sentido concreta e histórico al proyecto de Jesús: el Reino de Dios como la utopía cristiana, como el tipo de sociedad que Jesús propone: un proyecto construido desde el pobre y con los medios pobres, proyecto abiertamente "anti-imperial" a la vez histórico y escatológico.
 
CONCLUSIÓN.
 
Hoy se repite con mucha frecuencia que la tarea fundamental de toda persona es reconstruir la esperanza. Lo decía muy bien un sociólogo y pensador belga, testigo desde el principio del despertar del pobre: "Liberación y esperanza están unidas a las contradicciones, al sufrimiento y a la muerte, precisamente para superarlas y hacer posible otra realidad. El proceso es dialéctico, concreto, material y espiritual. Afecta a la vida cotidiana  así como al orden económico internacional. Durante este proceso lo más importante es seguir creyendo en la utopía, en la posibilidad de construir otro mundo. De mirar más allá pero a condición de actuar en el presente, de disponer de una referencia que permita a la humanidad, salir adelante y que sirva de base para la construcción de alternativas. Bajo estas condiciones la liberación y la esperanza nunca se convertirán en simples ingredientes de una ideología superada sino que siempre tendrán sentido en el presente Bajo estas condiciones, el creyente tiene un lugar insustituibles en la las luchas sociales".
 
Pues precisamente la vida de Jesús, su estilo de vida, su proyecto de sociedad construido desde el pobre, para el pobre y con los medios pobres ofrece esto que busca y necesita el hombre de hoy. Pero es preciso primero que el cristiano descubra que su ser cristiano no consiste en que acepte doctrinas, cumpla normas o esté inscrito en una institución llamada cristiana, sino en que acoja a Jesús en su vida, como lo dice tan hermosamente el Papa al comienzo de su primera encíclica. Comprendemos entonces que no solo la opción por el pobre es una exigencia de fe sino que sobre todo, si queremos ser verdaderamente humanos, si queremos construir un mundo auténticamente humano, un mundo "donde todos quepan", podemos y tenemos que vivir una vida pobre como la de los pobres. Para ser cristiano hoy y como lo ha sido en todos los tiempos,  nuestra existencia cristiana tiene que girar alrededor de la Persona de Jesús y de la persona de los pobres. Comprendemos el amor y la pasión por la pobreza de Francisco de Asís, de Vicente de Paúl, de Carlos de Foucauld y Antonio Chevrier, y de miles de cristianos en todos los tiempos, todos fascinados y enamorados desde Jesús "por la hermana pobreza". Quizás como nunca antes, ahora podríamos comprender, parodiando la expresión de una escritor católico francés (de fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX) que vivió obsesionado por Jesús y por el pobre, que para el cristiano ‘SOLO HAY UNA TRISTEZA: LA DE NO SER POBRE" ¿Será mucho soñar?
Last modified on Thursday, 05 February 2015 16:56

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10-07-2024 Domenica Missionaria

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10-07-2024 I missionari dicono

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