{mosimage}La ceremonia fue sencilla pero emotiva, con la participación de jóvenes, laicos misioneros de la consolata y FACOMI (Familias Misioneras de la Consolata) y algo de inculturalidad con la participación de nuestros amigos Nigerianos que nos deleitaron con sus cantos y percusión...
Se intentó que este acontecimiento del “envío misionero” fuera una llamada misionera no solo para Marta, sino para toda la Iglesia local y tuviera un carácter vocacional de llamada a aquellos que quieran entregar su vida para el servicio del Reino.
Le deseamos a Marta Aguilar lo mejor en su nueva vida al lado de los más pobres de Brasil. ¡Qué Dios te bendiga, Marta!